La historia como base para el Turismo Cultural

Más allá de entender las transformaciones que el avance de los años impone necesariamente a todas las ciudades del mundo, como historiador de oficio y profesional del turismo en Chile, me preocupa fuertemente la irrisoria importancia que las comunidades le otorgan a la enseñanza de la memoria local. Esta, nuestra propia historia, influye forzosamente en la personalidad e identidad de las comunidades. Sólo tenemos que estar al corriente que la pérdida de la memoria, en cualquiera de sus formas, constituye una patología, una enfermedad.

No está demás subrayar que, por ejemplo, Europa cultiva participativamente la conservación de sus valores históricos y culturales; destinando recursos para su mantenimiento, así como también horas académicas que concienticen a las nuevas generaciones.

En Chile, la carencia de este interés es notoria; en los tiempos modernos, estamos acostumbrados a ver la historia como algo sin importancia, o de menor relevancia para nuestras vidas. Pero pocos entienden realmente lo importante que es conocerla y difundirla; especialmente por parte de la propia academia, que vergonzosamente intenta esconder los conocimientos históricos para sí mismos.

Ser conscientes, turísticamente hablando, es trabajar en conjunto con la academia, las comunidades locales y los gestores turísticos, para transformar adecuadamente un destino en un lugar amigable para el visitante, donde cada uno de ellos disfrute de la cultura, de sus costumbres y su historia; de modo tal que el propio turista se convierta en el mejor conducto comunicacional que promueva y promocione nuestro destino.

El trabajo turístico, de promoción de un destino, no es simplemente el trabajo de atraer visitantes a una determinada ubicación, con el objetivo de apoyar directamente al crecimiento económico del país, sino que además se debe reconocer que es tarea de cada uno de nosotros trabajar para generar atracciones turísticas “Con Contenido” y con bases históricas sólidas que realmente apoyen y representen la cultura de este destino.

La principal tarea que se nos impone hoy en día, es aprender a sustentar la actividad turística, para evitar que se convierta en un círculo vicioso de oportunismos que sólo lograrán alejar a los turistas de nuestras fronteras. Formar profesionales conscientes de la frágil estabilidad que rodea a los atractivos turísticos del país es vital.

Fomentar el aprendizaje desde la infancia en función del patrimonio y la historia local, es una tarea que no sólo involucra a los gobiernos de turno, sino a todos. Crear profesionales capaces de conocer y manejar la historia local, con fuertes lazos de apropio cultural, es primordial para enfrentar el avance de la globalización y la depredación turística que se acostumbra a ver en países tan frágiles como Chile.

Aquí es donde se genera la innegable necesidad de una investigación histórica sistemáticamente correcta, que permita recuperar estos valiosos antecedentes, los cuales – en la mayoría de las veces – se hallan perdidos u olvidados por el inexorable paso de los años. Pero lo anterior, no tendría valor alguno si estos antecedentes no son puestos en manos de los propios habitantes.

Programas de historia local en las escuelas, talleres que aterricen los programas educacionales del estado a la realidad local, publicaciones especializadas en estudios locales, charlas y conversatorios populares, son solo algunos de los medios por los cuales es posible acercar los nuevos conocimientos hacia las comunidades.

Rescato el trabajo de la revista “Historia para todos” de Tucumán, Argentina, quienes rescatan su patrimonio histórico desde las aulas para posicionarlo en su comunidad; o el esfuerzo de la Sociedad de Estudios Históricos, Arqueológicos y Geográficos de Chile, quienes desarrollan un programa a nivel nacional de incentivo a la investigación histórica, por medio de un “Concurso Nacional Estudiantil de Historia”, así como también un taller formativo de “Jóvenes Historiadores” para escuelas nacionales, el cual ha motivado a diversas escuelas a dedicar horas académicas al rescate del patrimonio de su entorno.

La propia formación de profesionales del turismo no puede estar ajena a estas iniciativas y destaco el rol que han tomado en Chile algunas escuelas secundarias de turismo que se han asociado con organizaciones de investigación histórica; mismo rol que han tomado algunos programas universitarios de turismo, que han incluido entre sus filas a profesionales de la historia.

Pero fomentar la investigación del turismo – cultural implica necesariamente la creación de oportunidades claras, y nuestra tarea es motivar a los alumnos hacia el noble oficio de investigar, con estímulos académicos, reconocimientos, premios y publicación de sus trabajos en revistas relacionadas a la industria. Esto pues, el conocimiento y la valoración del patrimonio no tan solo culturizan a una nación, sino que también aporta al desarrollo sostenible de la industria.

Mi apuesta es por la nueva generación de jóvenes investigadores, gestores culturales y profesionales del turismo formados en sus propias regiones, que pueden ser capaces de abordar los desafíos de esta industria desde su propia experiencia como receptores de turismo; y que en el futuro como profesionales, puedan aportar con sus conocimientos a generar una relación sostenible de la industria, con un enfoque responsable, diseñado para conservar y proteger los atractivos naturales, culturales y sociales de los pueblos en los que se desarrolla.

Andrés González Valencia: 🇨🇱 Licenciado en Turismo y Cultura de la Universidad de Valparaíso, Chile. Académico del Área de Hotelería, Turismo y Gastronomía en INACAP sede Valparaíso.
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