La medicina ancestral constituye una estrategia de desarrollo económico local, dado que, está ligada directamente con el turismo rural en las comunidades indígenas en la forma tradicional de curar enfermedades corporales del alma y del espíritu, sin dejar de lado el pluralismo eco-cultural: es por ello que la percepción turística está enmarcada al resguardo territorial indígena entre los cuales encontramos el idioma, la cultura y el shamanismo.
El artículo a continuación es un breve resumen de mi tesis de maestría en turismo, obtenido por la Universidad Estatal Amazónica, la cual desarrollé en la comunidad kichwa Cotococha, en el cantón y provincia de Pastaza.
En las diferentes comunidades indígenas, la medicina ancestral es un tema intrínsecamente ligado a la realidad de cada uno de los habitantes, además de aquello, el turismo forma parte de la cotidianidad y potencializa los beneficios de su territorio al poder dar a conocer a los visitantes una forma nueva de compartir experiencias entre la naturaleza, el hombre y la cosmovisión propia del indigenismo.
En ese sentido, se menciona a la medicina ancestral como aquella actividad que guarda apego con la sostenibilidad alineándose a los saberes y tradiciones, respetando su carácter de “reservado” a través de la cosmovisión de las comunidades, considerando la relación entre el hombre y la naturaleza; de este modo, la medicina ancestral es considerada como la base de la identidad cultural al permitir utilizar elementos propios de la naturaleza como plantas y animales. Esta actividad al ser considerada como evolutiva y transmisible, busca perdurar en el tiempo: los futuros curanderos o shamanes son elegidos a través de méritos propios, deben siempre buscar la paz, unidad, el respeto por la naturaleza y el desarrollo de sus comunidades.
El shamán es la persona idónea para realizar tratamientos curativos a través de la medicina ancestral, cuando lo hace, por lo general entra en un estado de éxtasis, puesto que se conecta desde su interioridad con la naturaleza y quienes la resguardan: a través de su cosmovisión tiende a convertirse en animales feroces, con la única de intención de combatir males, promover la caza, cuidar de la comunidad y sanar en cuerpo y espíritu a los que necesiten.
Por otra parte, el turismo rural se enfoca directamente en la realización de prácticas turísticas fuera del perímetro urbano, considerándolo en la actualidad como un nuevo segmento de mercado inclusivo puesto que involucra a las comunidades, turistas, el ambiente, lo ancestral, lo cultural, los saberes y por supuesto, la ecología política. Ligado a esto se encuentra el desarrollo sostenible, esta unidad tiende a otorgar resultados en la creación de fuentes de empleo que fomentan el desarrollo local para un crecimiento económico comunitario no olvidándose de los métodos de capacitación para reforzar conocimientos.
En la comunidad de Cotococha habitan poco más de 26 familias, es una comunidad pequeña, ubicada en la ribera del Río Puyo, el idioma representativo es el Kichwa: se dedican a la agricultura, caza, pesca y turismo. En esta comunidad existen dos centros de turismo comunitario “Sumak Kawsay” (Buen Vivir) y “Ukuy Wasi” (Casa de la Hormiga), se dedican a la práctica de la medicina ancestral, en la cual utilizan una diversa variedad de plantas, además sus conocimientos son basados en creencias relacionadas con el hombre y la naturaleza. Uno de los métodos de curación es a través de la toma de Ayahuasca, con esto se puede realizar un diagnóstico para identificar patologías de las posibles enfermedades. La espiritualidad es la base de resultados para esta actividad.
De todas las variedades de plantas manejadas en la práctica de la medicina ancestral, se menciona que esta comunidad ocupa un aproximado de 14 especies agrupadas en 13 familias diferentes que pueden ser utilizadas para curar gripes, fiebres, como cicatrizantes, para los dolores estomacales, como energizantes, males espirituales: todo como alternativa a la medicina occidental, esto involucra a la filosofía existencial de armonía con el entorno, en donde somos parte del ambiente como un todo, tomando en cuenta las técnicas empleadas en la curación a través de la realización de remedios naturales con base al etnoconocimiento de las plantas silvestres, considerando a aquello como un recurso etnobiológico.
En la observación de esta relación entre la medicina ancestral y el turismo rural, la percepción del turista es importante, la presencia del indigenismo resguardando el territorio, atendiendo turistas, hablando su idioma, dando a conocer sus saberes, presentando danzas y artesanías, forman parte de la propia identidad de las comunidades y sus habitantes, de esta forma, el etnoturismo puede ser visto como una forma técnica de promover el interés de los pueblos por mantener una estrecha relación con lo sagrado, la cosmovisión y la naturaleza.
Finalmente, se menciona a la medicina ancestral y al turismo rural como actividades que se presentan de forma sistémica y comunitaria, dado que se encuentran en un proceso de construcción a través de sus aprendizajes y enseñanzas entre los recursos naturales el shamanismo y los turistas, en la cual se llegan a compartir experiencias vivenciales de curación y espiritualidad, por ello, el turismo es también una actividad intangible enfocada a las experiencias personales y subjetivas que se generan en los visitantes, además de demostrar la identidad cultural de los pueblos y nacionalidades amazónicas de manera intrínseca, pegado a lo natural a través del turismo rural y la medicina ancestral.