La Mentira, el último proyecto del Grupo Mentidero, liderado por el matrimonio Borja Anabitarte y Lara Alonso del Cid, que lleva ya contabilizados 5 locales en Madrid- entre ellos, los celebrados el Mentidero de la Villa o La Borda del Mentidero- acaba de inaugurarse, el pasado 24 de noviembre, con gran éxito. Y lo que es sorprendente: en pocos días, ya se habla en todo Madrid de un nuevo “place to be”, donde la gente quiere ir, ver, oír, mostrarse, sentir, reír y, sobre todo, disfrutar de una comida rica, divertida y sorprendente.
Por eso, Madrid puede presumir de tener un nuevo local cosmopolita, desenfadado y divertido donde viajar gastronómicamente a América, Asia y Europa, en una sola comida. Y, todo, en un marco informal y espectacular dividido entre un elegante e inspirador local de interior, con reminiscencias de los años 20, época de censuras y prohibiciones oficiales pero excesos festivos oficiosos en la intimidad, y una confortable terraza cubierta. Todo ello firmado por la decoradora Chesu Puente y realizado por el equipo Project Work de Pedro Temprano.
El espacio de dentro está decorado con elegantes papeles pintados, exuberantes plantas, bonitas vajillas, luces tamizadas, en un local de aires laberínticos, donde perderse y disfrutar, entre otras cosas, en algunos de los recoletos apartados que nos garantizan una intimidad y un ambiente de secretos compartidos, en los que, además, podemos leer textos literarios impresos en la pared de obras universales como “El Gran Gatsby” u “Orgullo y Prejuicio”.
La terraza es otro de los lugares de ambiente esenciales del restaurante: confortables sus sillas de aires setenteros con mullidos cojines y bien calentada para el invierno.
Con estos aires entre elegantes y canallas, donde la intriga y la diversión de lo que puede pasar nos acecha en cada rincón (no hay que dejar de ir al “baño-discoteca” que nos sorprenderá) y las ganas de disfrutar de los mejores cócteles y de la gastronomía más internacional, La Mentira es un lugar indispensable y atractivo para ir. Uno se siente bien acogido en este restaurante tanto por su alma mater, Borja Anabitarte, apasionado de la restauración y valiente, en estos tiempos de pandemia, por no dejar de emprender, como por todo el servicio, simpático y bien dispuesto.
Si divertido es el local y el ambiente en sí, la comida no lo es menos. Además de estar bien cocinada y brillantemente planteada en su espíritu de aportación internacional, satisfará a todos los madrileños y españoles pero también, a buen seguro, a todos aquellos latinoamericanos, asiáticos o europeos, en general, que se animen a venir.
Recuperarán sabores, olores, aromas y recuerdos de sus países en esta carta, relativamente corta pero intensa, que ofrece el restaurante. Dividida en temas sugerentes como “Entre amigos”, “Taquitos”, “Carbón&Vapor” y “Postres”, en los que se nos presentan las propuestas con guiños divertidos como las Dyozas (en lugar de Gyozas) o las Curry-lleras (jugando con la palabra carrillera), la carta está planteada, esencialmente, en platitos de raciones o picoteos, para compartir y degustarlos juntos.
Hay verduras como el “Guaca-mola”, tradicional guacamole con totopos caseros, pescados diversos en los estupendos baos de tempura de langostinos en “El Oriental” con mahonesa kimchi, lubina en “El Tostón”, ceviche de lubina sobre tostada de maíz y crema de aguacate (muy rico este plato) y en “La Salvaje”, otra vertiente de este pescado con aguacate y cebolla roja picante o pulpo en “El Mole”, hecho a la brasa picantito con mole madre excepcional. También, para los carnívoros, pueden escoger carnes, como “El corderito”, taquito de cordero e ibérico de jabugo con especias marroquíes y mediterráneas con Lemongrass, uno de los platos estrella de la carta muy conseguido, o el pato en “Las Dyozas”, riquísimas gyozas de este producto con reducción de cocido madrileño. Cuatro postres, en los que destaca el Milhojas la mentira, con helado, cierran una carta de precios asequibles.
Con sus especias, picantes, salsas inspiradoras como el mole o el guacamole, la cocina de La Mentira resulta tan amena y gustosa para el paladar como buena de materia prima. Desde luego, probar todos estos platos es transportarnos y viajar de un lugar a otro del mundo: de México a China, del Líbano o Marruecos a Perú, de España a Japón o Corea…
No mentimos si decimos que la cocina de La Mentira es de verdad. Auténtica, honesta, inspiradora, evoca otras culturas, otros paladares, no solo en sus nombres (yuzu, Kimchi, mole…) sino, sobre todo, en sus platos. Los acompaña una original carta de vinos, donde, también, hay algunos caldos españoles de altísimo nivel como un reserva de Rioja tinto de Marqués de Riscal y, para los amantes de los cócteles, una selección más que atractiva.
Web: www.lamentiramadrid.com
c/ Zurbano, 17- Madrid
Precio medio restaurante: 30 euros.
Horario: de martes a domingo: abierto a mediodía y de miércoles a sábado, también por las noches (abre non-stop desde la hora del almuerzo hasta la cena).