El turismo es una actividad multifacética, en la que se puede proyectar la cultura, las tradiciones y el entorno natural de cada lugar y al ser una actividad de gran peso, nos ayuda a promocionar y dar a conocer diferentes destinos.
Desafortunadamente y como lo hemos visto de manera recurrente en diferentes ámbitos de la humanidad, la actividad turística se puede usar como una herramienta de mejora, o de devastación.
En el ámbito benéfico del turismo, nos encontramos con que nos puede ayudar a dar una mejora económica del lugar donde se está llevando a la práctica, y promueve la conservación y difusión de la cultura y tradiciones.
Por el otro lado hemos visto (y es una de las visiones que ha predominado) que el turismo se usa para beneficio económico de pocos, porque si bien deja una gran derrama económica, ésta derrama no se reparte de manera equitativa para la población de la zona en general. El entorno capitalista en el que estamos viviendo, provoca que los principales beneficiados sean los inversores en los emporios turísticos, que muchas veces privatiza lugares que en un inicio era de acceso público, por lo que al salir de la zona turística se logra ver una marcada diferencia entre el centro donde se desarrolla esta actividad y su periferia.
Al mismo tiempo vemos que en las zonas naturales, el turismo que se ha ejercido ha llegado a ser depredador. Varios de los proyectos turísticos de naturaleza se hicieron sin la conciencia de preservación y restauración de la misma y junto con ello saturaron la capacidad de carga de estas zonas. Esto aunado a que aún no se hablaba de la educación y responsabilidad que conlleva ser también turista.
Estos son sólo algunos de los puntos a favor y en contra de esta actividad, que más adelante podremos aunar en cada uno, pero la intención de empezar a tocarlos es porque la tendencia en estos últimos años es reivindicar el turismo, no sólo en quién lo promueve, sino también en quién lo lleva a cabo.
Se hace notar una tendencia en ámbitos generales hacia lo sustentable y sostenible (que en definición no son lo mismo), y claro, el turismo no es la excepción.
Desde hace algún tiempo ya se habla y se trata de implementar un turismo sustentable y sostenible y se pretende que esta tendencia siga, ya que por fin nos estamos dando cuenta del daño que hemos causado al entender erróneamente a la naturaleza como recurso ilimitado para nuestro uso y beneficio.
Aún queda un largo camino por recorrer para que estas acciones se vean reflejadas, pero lo importante es que se ha empezado a cambiar la forma de ver nuestro actuar.
Sabemos que quien más pondrá resistencia es quien se está viendo como principal benefactor del entorno, que en este caso es el capitalista, pero tengo la firme creencia (sé que como muchos de ustedes) que, si empezamos el cambio desde nosotros, podemos ir impactando a quienes nos rodean.
No olvidemos que nuestro entorno nos está cobrando la factura de muchas cosas que en nuestra historia pasamos por alto, por lo que empezar a hacer un turismo responsable ayudará en una parte a no seguir con este deterioro.