La sustentabilidad ya es un tema actual y sobre todo una parte importante en la operación de un gran número de hoteles en todo el mundo, sobre todo aquellos localizados en destinos turísticos en entornos naturales. Y si bien, de acuerdo a estudios en Mayo de 2014 de la Asociación de Hoteles de Turismo de Argentina, declaro que el 91% de los hoteles están de acuerdo con la sustentabilidad en el turismo, sólo el 77% de los hoteles encuestados ha aceptado realizar alguna practica aunque sea en baja escala que ayude a mitigar la contaminación del medio ambiente y es que, aunque el tema de la eficiencia de los recursos más que ayudar al medio ambiente, hoteleros han visto en estas prácticas el incremento de sus utilidades al llevar un mejor control de sus insumos, invertir en sistemas o productos ahorradores de energéticos con un retorno de inversión a mediano plazo, la implementación de programas de reciclado o reutilización de recursos o incluso en la adquisición de generadores de energía, tratamiento y reutilización de aguas y hasta la autosuficiencia de sus insumos (pequeños huertos) para sus centros de consumo.
Pero, todavía más allá del tema ecológico y la viabilidad financiera que esto trae consigo, en los últimos años, hoteles, restaurantes y atracciones turísticas han visto en la sustentabilidad una poderosa herramienta de ventas para la atracción de más clientes ya que, de acuerdo a estudios de los grandes operadores y OTAs (online travel agency) como Hotelbeds, Expedia, Priceline entre otros, sobre los comportamientos de compra, muestran que la sustentabilidad influye en un 50% al momento de tomar la decisión para reservar un hotel, restaurante o atracción que esté comprometida y lleve a cabo prácticas amigables con el medio ambiente y, mejor aún, los mismos estudios muestran que un 25% de los clientes está dispuesto a pagar una tarifa mayor por este tipo de establecimientos.
Así que, aunque en varios países aún no tengan un marco jurídico que obligue, regule o incentive a empresas con prácticas sostenibles en materia de turismo, las razones sobran para comenzar a cambiar las formas de operar y de comercializar este tipo de productos enfocados al cuidado del medio ambiente y buscando el equilibrio entre lo moralmente y legalmente correcto, la viabilidad financiera, el respeto a la comunidad y sobre todo la satisfacción al cliente mediante el ofrecimiento de experiencias únicas. Y no hace falta ir tan lejos para encontrar casos de éxito, en México existen varios ejemplos de ellos, no sólo de hoteles específicos, inclusive de destinos completos como el sur de la Riviera Maya, Tulum, en donde el precio de la media de las habitaciones ronda en los $200 USD por noche por habitación para dos personas.
Si bien es una tarifa cara en comparación a hoteles de cadena con servicios ejecutivos, hay gente dispuesta a pagar casi cuatro mil pesos mexicanos por noche a cambio de recibir muy poco en cuanto a lo material se refiere, pero que se llevaran una experiencia única en su vida al poder dormir en habitaciones que no tienen piso sino arena de mar debido a la cercanía de las habitaciones a la playa, hoteles sin servicio de luz pero con una brisa de mar refrescante durante toda la noche o, mejor aún, hoteles a la orilla de un cenote con la garantía de que tendrás como despertador el sonido de los pájaros cantando en las mañanas o el rugir de las olas, la misma historia se repite en lugares como Sayulitla, Bacalar, Lacanjá, Xpujil, Holbox, Sian Ka’an, Mahahual, Nanciyaga y un gran número de lugares a lo largo del país.
En conclusión, la sustentabilidad, más allá de ser una forma responsable con el medio ambiente y la adaptación de la actividad turística al equilibrio con el entorno, puede ser una oportunidad para poder llegar a más gente y poder cerrar el círculo en la relación empresa-cliente-comunidad.
