Como ya se viene diciendo, el turismo rural y el de naturaleza van a ser una de las soluciones para estos próximos meses. La razón: su proximidad a nuestros lugares de residencia, la posibilidad de poder ir en coche y los grandes espacios abiertos que permiten la distancia social requerida.
Burgos y su provincia es un tesoro en el norte de la península ibérica, en Castilla y León. Tierra de paisajes, de diversidad y de cruce de caminos como el de Santiago, Burgos es origen de la lengua castellana, del primer hombre europeo (Atapuerca) así como de relevantes hechos históricos que han dejado un brillante legado cultural (El Cid Campeador), arquitectónico (la catedral gótica más importante de España), artístico y etnográfico de primer nivel.
A su vez, Burgos es destino para todos aquellos que buscan un viaje lleno de sensaciones, donde el patrimonio, la naturaleza, la gastronomía, la cultura y la historia van de la mano. Es el mejor ejemplo de ocio de interior en España, algo muy de valorar en este período post-covid, en el que el turismo nacional se va a incrementar, por la dificultad de viajar al extranjero. Burgos es un destino a tener muy en cuenta.
Aunque los atractivos de la provincia son numerosos, vamos a centrarnos, en esta ocasión, en un aspecto de la naturaleza de la zona que es muy peculiar: las innumerables cascadas que recorren la región, más atractivas, si cabe, con la llegada del buen tiempo.
Siendo una provincia de interior, de Castilla, podríamos pensar que estamos hablando de una zona más bien seca de la Península. Pero no es así. La provincia de Burgos está atravesada por numerosos ríos y afluentes que discurren por una orografía que les permite fluir hasta toparse con el vacío: más de 30 colas y saltos de agua. Algunos más a la vista, otros escondidos entre parajes idílicos y bosques de cuento, que favorecen paseos inolvidables. Veamos algunas de ellas.
Índice
Cascada de las Pisas
Se encuentra al norte de la provincia, en el límite entre el valle de Valdebezana y la Merindad de Valdeporres. La mejor forma es aventurarse en el GR 85 o también llamada la Ruta de los Sentidos. Es un camino sencillo, de unos 45 minutos a la ida y otros 45 a la vuelta, y un recorrido de aproximadamente 3 kilómetros. Se puede llegar desde la localidad de Villabáscones de Valdebezana o desde el pueblo de Quintanabaldo.
No lejos de allí, otros enclaves de visita obligada son el enigmático complejo kárstico de Ojo Guareña, donde se encuentra la ermita de San Tirso y San Bernabé o el conjunto de cuevas más extenso de la península. Son también destinos a tener en cuenta el pantano natural del Ebro en Ariza o el puente natural sobre el que se sitúa Puentedey en un paisaje de ensueño bañado por el río Nela.
Tobera: un pueblo único que nace del agua
Entre bosques, emergen diversas cascadas que el río Molinar forma a su paso por la localidad de Tobera, a la que divide en dos. Estas cataratas atraviesan un desfiladero de roca y sus aguas cruzan los montes Obarenes, creando una profunda garganta. Cerca de la cascada, las ermitas de Santa María de la Hoz y del Cristo de los Remedios, junto con un puente de origen romano, forman una postal de indescriptible belleza.
En la comarca burgalesa de Las Merindades, entre los municipios de Pedrosa de Tobalina y La Orden, el río Jerea, un afluente del Ebro vierte sus aguas en una impresionante cascada a su llegada al valle de Tobalina, formando una extraordinaria caída de 20 metros de altura. La Cascada del Peñón llega a alcanzar 110 metros de longitud en un enclave paisajístico de gran belleza que en verano se convierte, además, en una zona de baño.
Cascada de la Salceda
Es un tesoro oculto del norte burgalés. Se trata de un salto de agua de 30 metros que producen las aguas del arroyo de San Miguel al precipitarse por las laderas de los Montes de Somo, tras permanecer escondido en el Valle de Sotoscueva. Hasta este fenómeno se puede llegar desde el refugio forestal Pico del Ángel o desde Quisicedo. Esta última ruta, de unos 9 kilómetros, se adentra en las profundidades de un hermoso bosque de hayedos centenarios, encinas y acebos que lleva hasta el cauce del arroyo de San Miguel. Junto a él, un sendero permite ver cómo el arroyo se va descolgando en sucesivos saltos de agua hasta ganar altura. Es aquí cuando, tras saltar de una orilla a otra y llegar al extremo superior del barranco, aparece precedida por un estruendo, la imponente cascada.
El salto del Nervión
La joya de la corona. Situado en el Monumento Natural de Monte Santiago, en la frontera entre Álava y Burgos, el Nervión sigue el insólito trazado que dibuja el cañón de Delika, un enorme escalón por el que, si las lluvias han sido abundantes los días anteriores, fluye en caída libre dando lugar a un espectacular salto de 222 metros. No en vano es el mayor de toda la Península Ibérica. Se llega por una ruta senderista que, tras cruzar un bosque de hayas, se dirige hacia un magnífico mirador.
Cascada de Orbaneja del Castillo
En el valle de Sedano, se encuentra otra de las cascadas más conocidas y fotografiadas de la provincia de Burgos, la Cascada de Orbaneja del Castillo. Esta corriente nace en Cueva del Agua y, tras atravesar toda la población, se precipita en una caída de unos 25 metros, sobre las rocas de este rincón del cañón del Ebro. Seguir el curso del agua por las calles de la localidad, contemplar el conjunto kárstico del anfiteatro que rodea la villa o ver la cascada tanto desde abajo como desde arriba son experiencias únicas.
En el valle de Mena, bajo el Puerto de la Magdalena, en los Montes de la Peña, nace el río Cadagua, un afluente del Nervión. Sus aguas brotan con fuerza de entre las rocas, cubiertas por tupidos mantos verdes que forman los musgos, en torrentes que dan lugar a pequeñas cascadas y que, a su vez, descienden por un despeñadero de umbrías privado de la luz del sol. Para llegar hasta este lugar, es común realizar un recorrido circular con inicio y final en la iglesia de Cadagua, que completa un trazado de 9 kilómetros en un agradable paseo de aproximadamente tres horas de duración. También es una gran oportunidad para adentrarse en un pequeño tramo del sendero GR 85 para visitar la iglesia de Siones, una joya majestuosa del románico.