Miles de turistas recorren cada día el Parque Nacional Iguazú que alberga a una de las Siete Maravillas del Mundo: las Cataratas del Iguazú1. Cada visitante recibe un impacto y sensaciones distintas sobre lo que ve. En esta nota se contarán anécdotas de viajeros que las han visitado y se han maravillado con ellas. Se compartirán algunas historias con el fin de recrear a este atractivo de jerarquía cinco2, desde la perspectiva de los turistas.
Con la colaboración de la guía profesional, Beatriz Casales y de la intérprete de inglés de un reconocido hotel de la ciudad, Edith Silva, ambas con más 15 años de experiencia en la industria del turismo en Iguazú, se narrarán algunas vivencias para lograr descubrir este extraordinario atractivo natural desde otra mirada.
Estos recuerdos se han vivido a lo largo de muchos años de profesión en contacto con los visitantes a quienes “reciben, trasladan y guían velando por su seguridad y bienestar, actuando como nexo en acciones referidas a la fluida interpretación de atractivos naturales y culturales, introduciendo al turista como integrante activo del medio, merced a la información y asistencia suministrada”3. Con cada uno de ellos se han compartido emociones, anhelos, situaciones graciosas e incluso insólitas.
La guía Beatriz Casales recordó, “hace unos diez años atrás, fui al aeropuerto a esperar a dos pasajeras australianas que eran hermanas y cuyo vuelo tendría que haber llegado a las 9 horas y arribó recién a las 17 horas. Regresaban al otro día a las 10 de la mañana. Debido al retraso y como el Parque ya estaba cerrado y, además, debían volver el otro día temprano, les informé que sólo podríamos recorrer uno de los paseos.
Así fue que al día siguiente, bien temprano, salimos para recorrer el circuito y nos encontramos con que estaba todo cubierto de neblina y no se podía ver nada.
Ambas pasajeras, bastante mayores, lamentaron la situación climática, más aún debido a que una de ellas padecía de cáncer terminal y viajaron exclusivamente para cumplir ese sueño.
Grande fue nuestra sorpresa cuando, a medida que avanzábamos por las pasarelas del Paseo Inferior, desde donde se puede observar la Garganta del Diablo4, como quien corre un telón, se despejó el escenario y pudimos disfrutar del espectáculo de las Cataratas en todo su esplendor.
Las dos hermanas se abrazaron y lloraron mientras disfrutaban de la magnífica vista.»
En otra oportunidad, recuerda la guía, “era invierno, lloviznaba, hacía frio y había neblina. Fui a buscar a un pasajero estadounidense, muy mayor, que viajó por primera vez solo, ya que había enviudado recientemente. Mientras caminaba lentamente por las pasarelas del paseo superior, me contó que había visitado el destino unas cinco veces con su esposa, sus hijos y nietos.
Cuando llegamos al último mirador, desde donde se puede apreciar el Salto San Martín, me dijo que le encantaba esta vista, aunque había venido muchas veces, porque realmente disfrutaba de este lugar, este paisaje era nuevo para él y que la próxima vez iba a venir nuevamente en invierno porque quedó maravillado. Y se dio cuenta que cada estación tiene su encanto particular.
Este pasajero me causó gran admiración por sus ganas de vivir y quien sin tener en cuenta los años cumplidos tenía su agenda llena de proyectos e ilusiones.”
La traductora Edith recordó también una experiencia que vivió con unos pasajeros que venían de Estados Unidos: “el paisaje cambia todos los días en Cataratas, nunca hay un día igual al otro, depende del caudal de agua, de cómo está la atmósfera, del viento, la temperatura… y una vez sucedió con estos pasajeros que, yendo por el Circuito Inferior, en el sector donde está el monolito que menciona a Alvar Núñez5, había tanto efecto spray por las gotas de agua de las Cataratas en el ambiente, que se formaba un fenómeno visual, un arcoiris alrededor de los pasajeros, no en el paisaje separado, sino como un halo de colores envolvente que flotaba mientras se desplazaban por el puente. Por supuesto, además de disfrutarlo, filmaron y sacaron muchas fotos.”
Las Cataratas del Iguazú, bellas por donde se las mire, no importa la estación, el clima o la cantidad de agua, siempre lucen majestuosas, ofreciendo al visitante su espectáculo único. El sentimiento de pequeñez lo quita del aliento que se siente al presenciar el punto máximo del conjunto de saltos, la “Garganta del Diablo”, es universal.
Está demostrado que los turistas son motivados y movilizados por distintos intereses aparte del deseo de conocer un lugar puntual. Algunas de las tantas historias que se contaron se han vivido allí y han quedado por supuesto muchísimas vivencias por conocer. Lo que aquí se quiso es buscar esa observación y ese sentir del viajero que llega hasta este excepcional atractivo, a este maravilloso recurso natural que son las “Cataratas del Iguazú”.
Referencias
- Cataratas del Iguazú. Wikipedia. El Parque Nacional Iguazú es compartido por los países de Argentina y Brasil. Recientemente obtuvieron el tercer puesto como maravilla más extraordinaria, según una encuesta de Lonely Planet entre viajeros españoles instagramers.
- Se refiere a un atractivo excepcional y de gran significación para el mercado turístico internacional, capaz por sí solo de motivar una importante corriente de visitantes (actual o potencial), cuantificada como un porcentaje del total de la demanda del país, o de algún mercado específico. Equivalente a recurso único en el mundo. Fabio Cárdenas Tabares
- Funciones del guía. Estatuto Colegio Profesionales de Turismo de Misiones.
- La garganta del Diablo se encuentra localizada en la frontera de la provincia de Misiones, en el Parque Nacional Iguazú, Argentina, con el Parque Nacional do Iguaçu del estado de Paraná, Brasil. Wikipedia.
- Fue el primer europeo en llegar a las cataratas del Iguazú y que explorara el curso del río Paraguay.Wikipedia