La inquietud surgió de un viaje anterior al Festival Internacional del Globo, realizado en la ciudad de León, Guanajuato, lugar al que acudimos por invitación de unos amigos, esa vez tan sólo fuimos espectadores, y nos dimos cuenta la gran cantidad de personas de varios países que acuden con globos de diferentes formas y tamaños, fue una gran fiesta de luces y colores.
No niego que al principio sentí temor, pero al ver la ilusión que mi hija tenía de celebrar su cumpleaños haciendo un viaje en globo, decidí acompañarla en su aventura. Fue muy acertada esa decisión, ya que vivir ese tipo de experiencias nunca lo hubiera imaginado.
El paseo lo realizamos en Tequisquiapan, Querétaro, hermoso pueblo mágico a menos de 3 horas de la Ciudad de México.
El comienzo del viaje fue bueno, la carretera en buen estado y sin contratiempos, el hotel La Casona, donde teníamos la reservación es lindo y confortable. Dormimos temprano ya que la salida al día siguiente sería a las 5 de la mañana, era un día fresco del mes de abril, íbamos emocionadas, yo un poco nerviosa pero feliz. Al llegar al lugar de la cita aún obscura la mañana, ya había muchas personas que también harían el recorrido en globo, y esperábamos con mucha emoción tomando cafecito para calentarnos.
Es increíble ver cómo impulsan con aire muy caliente esos enormes globos, cómo toman forma y lo bonitos que se ven con esos colores tan llamativos, cómo poco a poco se van elevando. La sensación de estar tan cerca es muy emocionante; es importante mencionar lo bien organizados que están las personas encargadas de estos eventos y la seguridad que ofrecen al realizar este hermoso paseo.
Cuando al fin fue el turno de subirnos, yo casi temblaba, no sé si por el frío o lo emocionada que estaba, es increíble ver cómo te vas alejando del suelo, unos chicos ponen una gran manta donde dice “Desde el aire Feliz cumpleaños” lo cual mi hija disfrutó mucho, cuando sentí que ya estábamos en movimiento me empecé a calmar al ver el paisaje espectacular, ya para entonces había amanecido y los rayos del sol iluminaban toda nuestra vista, el recorrido es genial, sentir que estas flotando, ver gran extensión de terreno, es muy divertido y reconfortante, la sensación que te queda es mucha satisfacción. El aterrizaje es perfecto, nos dan oportunidad de tomar la foto del globo en que viajamos y así finaliza el recorrido.
Nos espera una camioneta para el traslado al hotel, donde nos reciben con un gran desayuno el cual disfrutamos al máximo junto con los instructores de vuelo, ahí mismo nos entregan un certificado de vuelo, que será la constancia de tu ¡gran aventura¡
Ya con un buen sabor de boca y alegría en el corazón, sólo nos queda emprender el regreso a casa, y planear el siguiente paseo.