¿Alguna vez han sentido la necesidad de escapar, de salir sin rumbo y no regresar?; pues yo sí y no sólo una vez sino muchas; dicen que el ser humano está programado para vivir en una rutina pero también dicen que la rutina mata, por lo que pienso que los viajes son el equilibrio para la vida; siempre he creído que los viajes son herramientas para desconectarse, aprender y crecer. Solo cuestiónate cuándo haz regresado de un viaje sin nada aprendido, eso no pasa y es porque en cada viaje se aprende hasta de las cosas más pequeñas.
Uno de los mejores viajes que he hecho fue un día de acampada a una de las lagunas más bonitas de mi país, no sé cómo se nos ocurrió a seis amigos ir a la laguna de Quilotoa sin los implementos necesarios, sin conocer nada del lugar, cuánto tiempo nos iba a tomar llegar y con la mínima idea de que hacer en caso de quedarnos varados lejos y sin forma de comunicarnos, pero a pesar de todo, es uno de los viajes que recuerdo con más cariño y gracia porque después de colapsar y caer en pánico al enterarnos de que el último bus de regreso a la ciudad había pasado hace más de 30 minutos y que la red de celular no funcionaba, decidimos armar la carpa (en el peor lugar posible) en una saliente de la montaña y esperar que amanezca.
Realmente no me acuerdo qué tanto hicimos para engañar al frío y al sueño, lo que sí puedo decir es que le tengo un especial cariño a este lugar. Todas las veces que he regresado me pregunto ¿cómo se nos ocurrió?, pero sin duda lo que rescato de este viaje es que la aventura está a la vuelta de la esquina y que de los días más inesperados se pueden obtener los mejores aprendizajes.
Otro viaje que me marcó y me ayudó mucho fue uno que realice por Chile, lo mejor de este fue conocer nuevas personas, comer platos diferentes, vivir un clima completamente diferente al de mi país. La más grande enseñanza que me dejó este viaje fue que se pueden encontrar amigos donde sea porque el mundo está rodeado de gente asombrosa con un millón de historias y cosas por enseñar
Creo que darse un respiro de la rutina con una escapada loca de un fin de semana o un día basta, no necesariamente tiene que ser lejos, puedes visitar un lugar cercano, un parque, un bosque, la ciudad contigua a la tuya: solamente tienes que disfrutar el momento y ser feliz sin importar qué.
Y como dicen por ahí, hay que comenzar siendo un turista local, así que anímate a conocer tu país ¿Qué tal si comienzas ahí?