Mérida es para mí, una de las ciudades más fotogénicas que he visitado en México. La llamada “Ciudad Blanca” tiene una identidad casi palpable, que se respira mientras andas por cada calle y avenida; cuando visitas bellezas alucinantes como sus cenotes, y cuando te sumerges en el tiempo mientras exploras sus ruinas mayas.
Bienvenido a un capítulo más. ¡Qué gusto que sigas por acá! Ahora toca descubrir una de las ciudades más bonitas y destacadas de mi país. Vámonos pa´ Mérida!!
A Yucatán bien vale la pena dedicarle una semana entera, pero si tu estadía será corta, aquí te daré un par de sugerencias para administrar tu tiempo y conocer lo más representativo de la ciudad de Mérida y sus alrededores.
Te recomiendo cargar con líquidos, ropa y calzado cómodo, sobre todo si tu viaje es en época de verano donde el calor y los rayos del sol son muy, muy intensos. Y cuando digo muy intensos, no bromeo, las temperaturas aquí pasan los 40 grados, así que el calor es extremo. Además, el número de atractivos qué ver en esta ciudad es amplio y puede tomarte gran parte del día si quieres descubrirlos todos.
Empieza por explorar su centro histórico, que está repleto de plazas, parques, museos e iglesias. Te propongo dar inicio a tu recorrido en el barrio de San Sebastián, justo en el parque donde está la Ermita de Santa Isabel. Este barrio es muy pintoresco, con sus fachadas coloridas y calles adoquinadas. Echa un vistazo a la capilla, el quiosco del parque y las casonas coloniales. Después dirígete al Parque de San Juan, asómate a la Iglesia del mismo nombre, al mercado de San Benito o unos pasos más lejos, a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe. Volviendo a la plazuela de San Juan, continúa unas cuadras más y llega a Plaza de la Independencia en donde hay muchas cosas para ver y visitar, comenzado por el Palacio de Gobierno y luego la Catedral de Mérida dedicada a San Ildefonso. Con su arquitectura estilo renacentista, esta fue la primera catedral levantada en América Latina y la más antigua de todo México. El Museo Casa Montejo, es una vieja casa construida en el siglo XVI cuyo interior te transporta al pasado. Esta joya fue edificada entre 1542 y 1549 por órdenes de Don Francisco de Montejo, conquistador de la Península de Yucatán. Luego está el Centro Cultural Olimpo, que se contrapone con su arquitectura contemporánea, en este recinto se realizan diversas exposiciones artísticas y culturales. También tienes el MACAY (Museo de Arte Contemporáneo Ateneo de Yucatán) que es el único museo en toda la península dedicado a la promoción y difusión del arte moderno, pictórico y escultórico. Y por último, unas cuadras más lejos está el Museo de la Ciudad, donde se expone un amplio acervo cultural que ilustra el desarrollo histórico de Mérida.
A sólo una cuadra más de la Plaza Independencia, está el encantador parque Hidalgo donde podrías aprovechar para saciar el apetito, ya que esta explanada está rodeada de varios cafés, restaurantes y hoteles. En sus calles aledañas se ubica el plantel de la Universidad Autónoma de Yucatán, por eso, la oferta de locales de comida es amplio y variado. Entre los atractivos que puedes visitar en estas manzanas también está la Pinacoteca de Mérida Juan Gamboa, que resguarda obras de la época del virreinato de Nueva España, y la Rectoría El Jesús Tercera Orden, que es una parroquia preciosa, de estilo barroco, construida por la orden religiosa de los jesuitas en el siglo XVII y que está frente al Parque de la Madre. El nombre de este parque deriva del monumento que hallarás que rinde tributo a la maternidad.
Toma un pequeño desvío y como a unas cinco cuadras sobre la calle 59, llega al Parque la Mejorada, en donde puedes visitar también su Iglesia, La Galería de Mérida, el Museo de Arte Popular, el Museo de la Canción y pasar por los arcos de la calle 50.
Situándote nuevamente en el parque Hidalgo y caminando un par de cuadras más, estarás en el parque de Santa Lucía y su Iglesia del mismo nombre. Este espacio ha sido transformado en un santuario animado ya que está dedicado a los músicos de trova yucateca, por lo que algunos días puedes presenciar espectáculos en vivo y hasta la tradicional serenata yucateca. La iglesia es algo simple, pero su papel en el pasado no lo es tanto, ya que se usaba para albergar a los esclavos y mulatos traídos de África para servir a los españoles.
Dejando atrás Santa Lucia, tres cuadras más hacia adelante te encontrarás en el modesto parque de Santa Ana, un espacio muy apacible y tranquilo para relajarse un rato y descansar los pies. Aquí está la Iglesia y el mercadito de Santa Lucía. Espero que me hayas hecho caso y hayas descansado un poco, porque a unos cuantos metros verás el inicio de Paseo Montejo, la avenida más importante de la ciudad, llena de cafés, restaurantes y bares, pero también de monumentos y edificios históricos de mucho valor cultural. Dentro de los edificios que no debes dejar de fotografiar, están las Casas Gemelas, el Museo de Antropología e Historia, Palacio Cantón y el Monumento a la Patria. Si tienes energía, puedes caminarlo hasta allí, para así poder visitar con calma cada uno de sus atractivos.
Como has visto, cada parque y cada iglesia tiene su encanto original: algunos de los interiores de estos recintos religiosos son espectaculares con sus frescos, sus altares y sus atrios. Sus parques, con sus tradicionales banquitas encontradas, sus áreas verdes y sus costumbres arraigadas, se quedarán bien plasmados en tu memoria. Pero como si todo esto no fuera suficiente, un poco más retirados del centro histórico, Mérida tiene todavía muchísimos otros lugares de interés. Si no te importa desplazarte o tienes auto, otros sitios que puedes visitar son la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, Parque La Plancha, Centro Cultural la Cúpula, Parque de Santiago, Parque de las Américas, e incluso el Zoológico, entre muchos otros. Y además a los alrededores de estos puntos mencionados, encontrarás aún más lugares de interés para pasar el rato. Créeme, en Mérida no tendrás tiempo para aburrirte.
Para tu segundo día, te invito a que te vayas a explorar las maravillas naturales que solo en esta región encontrarás. No se sabe con exactitud cuántos cenotes hay en Yucatán, pero se habla de miles; la vida no alcanzaría para visitarlos todos, pero si ya andas por ahí ¿por qué no visitar unos cuantos? Un cenote es una poza o estanque de agua natural producto de la erosión del suelo, que forma parte del flujo de ríos subterráneos, algunos incluso están enclavados entre rocas o grutas. En otras palabras, una belleza natural, pues entre el agua tranquila y cristalina, las formas caprichosas de las piedras y la vegetación exuberante, hacen una combinación de colores y ambientes que te harán suspirar. Hay tantas opciones de tours que te llevan a conocer diferentes cenotes, que lo difícil será decidir cuál de todos elegir. Pero no te preocupes, al que sea que vayas estoy segura que te encantará y valdrá la pena. Si me permites un consejo, escoge un tour que haga paradas por cenotes de varios tipos: cielo abierto, semiabierto y subterráneo, para que así te lleves la experiencia completa. Activa todos tus sentidos y déjate embriagar con el encanto de estos lugares mágicos e inigualables.
Otra actividad que puedes combinar con el recorrido de los cenotes es visitar alguna hacienda henequenera. Durante el siglo XIX, en esta región fue muy popular la producción de henequén, una planta de aspecto similar al agave azul, y que tuvo un gran auge en la época prehispánica. Las fibras de esta planta se utilizaban para la fabricación de sogas, cuerdas, hamacas, cordeles, bolsas, sacos, etc, y Yucatán era el único productor. Actualmente la cosecha de henequén ya no es una actividad preponderante, pero aún puedes encontrar algunos cultivos que forman un paisaje idílico para una buena panorámica. Visitar una hacienda es como adentrarte en un cuadro de la época colonial, algunas tienen su propio museo y ofrecen recorridos guiados para aprender sobre la historia, el proceso de producción y la importancia económica que tuvo en su momento la explotación de esta planta, que incluso llegó a tener el adjetivo de “oro verde.”
Para tu tercer día, es hora de ir a desenterrar el pasado y de impregnarnos de cultura maya. En Yucatán hay muchas zonas arqueológicas que puedes visitar, pero ninguna tan espectacular como la famosa Chichén Itzá. A pesar de que se encuentra a una hora y media de la ciudad de Mérida, te aseguro que vale totalmente la pena hacer el traslado. Muchísimas empresas de turismo ofrecen un viaje de ida y vuelta la capital maya, patrimonio de la humanidad. La construcción más relevante del complejo es la Pirámide de Kukulkán, la cual es considerada un emblema de la cultura maya a nivel mundial. Si tienes la posibilidad de contratar un recorrido guiado, hazlo, hará tu visita mucho más enriquecedora. También asegúrate de investigar un poco sobre las próximas fechas en que ocurrirá el equinoccio de primavera y otoño, para poder presenciar el espectáculo de luz y sonido que se presenta en la zona arqueológica.
Si de plano no puedes salir de Mérida, pero no te quieres quedar con ganas de aprender sobre la historia de los mayas, la zona arqueológica de Dzibilchaltún está a pocos minutos y es una de las ciudades mayas más antiguas. La edificación más sobresaliente es “El templo de las 7 muñecas” o “Templo del Sol” vestigio de suma importancia porque durante el fenómeno arqueo-astronómico el 21 de marzo y 21 de septiembre, al amanecer, la puerta del se ilumina con el resplandor del Sol que va asomándose en el horizonte y, en un punto, queda al centro de la puerta y crea un espectáculo de luz y sombra en la fachada poniente. Esto comprueba la increíble precisión de la astronomía maya integrada a su arquitectura. También puedes visitar el Museo del Pueblo Maya con sus 4 salas de exhibición.
¿Necesitas más razones para visitar este lugar? Ok, aquí te va una más, admirarás el Cenote Xlacah. Te sugiero contratar los servicios de un guía, para que explores al completo este enorme parque eco-arqueológico.
Si aún te quedan días de tu viaje y energía, cerca de la ciudad hay muchos pueblos hermosos que puedes visitar. Puedes optar por Uxmal, Valladolid, Izamal, ir a la playa a Progreso o conocer Celestún. En este último puedes ir a observar a los flamingos rosas con sus “elegantes” movimientos. A mi me encantan estos peculiares animales.
Y bueno, no podemos terminar este artículo sin hablar de la gastronomía de la región. Definitivamente, es una de mis favoritas. Y es que la cochinita pibil, los panuchos, los salbutes, la sopa de lima, el queso relleno, el poc chuc, los papadzules, el relleno negro… Dios, estoy babeando… la lista de platillos deliciosos que puedes comer aquí es infinita. Alista el estómago para poder probar toda la comida típica que puedas, porque si de sabor hablamos, en Yucatán son los reyes.
Espero que hayas disfrutado tanto como yo este viaje por la bella Mérida. No olvides seguirme en mis redes sociales para saber más sobre mis próximos viajes.