El turismo se basa fundamentalmente en la naturaleza, entornos, ríos, montañas, lagos: si lo analizamos detenidamente veremos que es algo sumamente delicado, a los cuales se les debe dar todo el respaldo para que no se produzcan hecatombes que todo lo destruyen.
La población de la ciudad de Esquel – Chubut – Argentina (hoy cerca de 40,000 habitantes) hacia el año 2000 comenzó a desandar un camino difícil, duro, complicado para esta región cordillerana. Merodeaba la zona una minera (la Cordillera de los Andes tiene múltiples riquezas en sus entrañas) prácticamente en las puertas de aquella ciudad. Megaminería era la palabra “maldita”, esos proyectos son a cielo abierto, no ya con aquellos recordados túneles de antaño, literalmente vuelan las montañas… y no sólo ello, lo posterior casi es peor aún (para el caso de las minas de oro y plata) para el “lavado” de los metales se utiliza agua con cianuro, con lo cual millones y millones de litros de la mejor agua del mundo (producto de deshielos, glaciares, etc.) son contaminados por los componentes del cianuro – altamente tóxicos – ¿y la región?, ¿y los animales salvajes?, ¿y la naturaleza toda?, ¿y los habitantes?… o sea: esto que es realmente paradisíaco, se transformaría en grandes socavones, cursos de agua envenenada, y gran parte de la población seguramente abandonaría esta zona.
Por otro lado: “supuesto trabajo/mano de obra” que darían las mineras: Temporarios… ¿ganancias para el país? ¡Exiguas!, además destruyendo un patrimonio sin precedentes.
Por otro lado existen Parques Nacionales: “El 7 de julio de 2017 la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declaró Sitio de Patrimonio Mundial a 188,379 hectáreas del Parque Nacional Los Alerces, de las cuales más de siete mil protegen Bosques Milenarios de Alerces (Fitzroya cupressoides), con ejemplares que alcanzan 2600 años de existencia”.
Ante el avance del gobierno municipal y provincia, en el año 2002 se oficializa la compra del proyecto minero por parte de la empresa que se dedica a tal fin; reacciona inmediatamente la comunidad esquelense: asamblea autoconvocada paralelamente ante la situación el Concejo Deliberante de la ciudad llama a plebiscito popular (23 de marzo de 2003). Casi el 82% vota por el NO A LA MINERÍA Y EL CIANURO, el Concejo Deliberante sancionó la Ordenanza N° 33/2003, que declaró a Esquel municipio no tóxico y ambientalmente sustentable. Una gran derrota para la minería en Chubut – Argentina.
De cualquier manera la lucha continúa. Intereses múltiples, presiones, pero allí esta la ASAMBLEA AUTOCONVOCADA DE ESQUEL que marcará rumbos a otras asambleas argentinas.
Los días 4 de cada mes junto a la población, marchan por las calles de la ciudad… pregonan, verdadera docencia en escuelas, clubes, comunidad; simplemente luchan por mejores condiciones de vida, por una naturaleza lo más parecida a como la recibimos, para que estas bellezas sean conocidas por muchas generaciones venideras.
Desde lo personal pienso que esta Asamblea es un ejemplo en todos los aspectos: unión, defensa del bien común, privilegiar a estas tierras, defender a este patrimonio… Por ello cuando livianamente decimos “turismo”, sería realmente interesante antes de viajar, conocer mínimamente al punto de arribo (lectura, video, etc.). Ya una vez en el lugar, dedicarse a profundizar esos conocimientos in situ: todo ese bagaje de de saberes, luchas y sacrificios de cada lugar nos darán una riqueza anexa en cada viaje.
Jamás debemos olvidar: el ser humano es un “bicho social”, de interacción, relación… ¿para crecer? Puntualmente debe: interactuar precisamente.
Así quien llegue a Esquel, verá en vidrieras, calles, plazas, banderas, placas, etc., el NO A LA MINA, gritando su verdad. Un pueblo que aprendió a caminar para defenderse. Si no amamos a cuanto nos rodea… ¿cómo podemos amar al turismo, a nosotros mismos?: confluencia de factores para que este breve paso terrenal sea placentero, digno… más que una utopía.