Al sur de la provincia de Misiones (Argentina), está emplazado un hotel de selva que rinde culto a la naturaleza e invita a un viaje profundo al interior de uno mismo, se encuentra envuelto de un entorno lleno de magia y calidez. Se trata de Momora Lodge, ubicado a unos 45 km de Posadas, la ciudad capital, transitando por la Ruta Nacional 12, en la localidad de Santa Ana.
La provincia de Misiones posee atractivos de norte a sur, este y oeste de su territorio, en el norte están, entre otros, las maravillosas Cataratas del Iguazú y en el sur, se ofrecen una serie de atractivos diferentes, pero no por ello, menos importantes y bellos.
En esta ocasión, se quiere dar a conocer una oferta turística que tiene otra manera de atender al visitante que llega a esta provincia de la mano de sus creadores: Guillermo y Anabela; consiste en un glamping, un hospedaje integrado a su entorno natural que se conjuga con una experiencia enogastronómica.
El lodge tiene cuatro domos geodésicos, aislados unos con otros, en medio de la vegetación de la selva misionera donde el visitante puede disfrutar de este contacto directo con lo natural, pero con todas las comodidades y el confort de un servicio de lujo.
Antiguamente, este alojamiento era una vieja curtiembre abandonada, que procesaba cueros a través del curtido vegetal con taninos para luego ser transformada en un lugar donde se hace culto a la vida, respetando la selva y su biodiversidad.
Según lo dicho por los mismos dueños del emprendimiento, los valores que llevan adelante son: «honrar a la majestuosa selva, la naturaleza y el arte”.
Donde fuera el viejo galpón de la curtiembre de 60 metros de largo, hoy es el salón principal en el cual ofrecen una serie de espacios de tranquilidad para compartir una buena lectura, un buen trago en la barra, disfrutar de la piscina cubierta o el deleite de un exquisito menú gourmet.
Todo este lugar está rodeado de maquinarias y toneles que pertenecieron a una actividad que allí sucedió hace más de 40 años atrás, convertidos hoy en muebles y elementos decorativos con un toque sofisticado de iluminación utilizando una fusión de estilos. Completa el lugar un imponente mural que representa los cuatro elementos de la naturaleza misionera y, próximo a una hermosa pintura de un racimo de uvas, se halla la cava propia que posee el establecimiento.
En lo que se refiere al menú, logran conciliar platos gourmet, con aromas guaraníes junto con la producción local, tanto de verduras y frutas frescas, como la producción láctea, de carnes y embutidos de la región; invitando a los comensales al pleno deleite en cada plato que saborean y que a su vez son acompañados con vinos de alta gama.
Respecto a los espacios abiertos naturales se encuentran el jardín y el monte, además de contar con senderos para hacer caminatas, donde es posible avistar la fauna autóctona como diversos tipos de pájaros, ardillas, monos, venados, entre otros y que, en su conjunto permite valorar la naturaleza desde otra perspectiva.
Aprovechando el antiguo reservorio de agua de la curtiembre, hay una piscina descubierta con desborde infinito e hidromasajes, que está rodeada de piedras de la zona y exuberante vegetación.
La majestuosidad de este lugar destaca un concepto de abundancia de espacio y luz natural, pureza de materiales, pequeños detalles y absoluto disfrute del paisaje que une monte, fauna autóctona, una vieja curtiembre restaurada dotadas de novedosas funcionalidades, gastronomía gourmet y hospedaje con una base sustentable, convirtiéndose en un lugar ideal para atesorar una experiencia distinta, lejos del bullicio de la ciudad y donde se pueden volver a disfrutar las simples cosas que la naturaleza regala y muchas veces se han olvidado.