Narco-turismo; ¿desviación de la actividad turística o nuevo nicho de mercado?

Imagen únicamente ilustrativa / pxhere.com

El turismo, eternamente cambiante y adaptable a las tendencias, necesidades y gustos, por más extravagantes que estos sean, nunca nos deja de sorprender con las variables que de pronto aparecen en el panorama turístico, sin embargo, algunas de estas variables causan gran impresión por sus características extremas que a veces sobrepasan lo que la mayoría de las personas considera “normal”.

Desde 2018, la plataforma NETFLIX lanzó una serie ampliamente recomendable titulada “dark tourism”, conducida por el periodista David Farrier en la que él recorre todo el mundo en busca de experiencias turísticas fuera de lo común, en su mayoría relacionadas con la violencia, el miedo, el morbo, la muerte y las emociones fuertes. Dentro de esta baraja de posibilidades sobresale el turismo que se relaciona con el narcotráfico, el narco-turismo.

El narco-turismo se puede entender como un concepto dicotómico en toda su plenitud, pues por un lado el narcotráfico es una actividad que causa terror, rechazo y miedo; no obstante, por el otro lado es una actividad que causa morbo, que seduce y atrae; en este sentido, lo que une estos dos polos, estas dos maneras de ver y entender la actividad del narcotráfico, es el turismo. 

Desde luego, como una actividad emergente, en muchas partes del mundo el narco-turismo está surgiendo sin alguna regulación concreta, aunque en casos como Colombia, sobre todo en Bogotá, la actividad toma fuerza y estructura en un plano más real.

El narco-turismo es el resultado del interés de los turistas en el tema, incluso antes de llegar al destino, el turista ya construyó en su mente toda una idea fija de relación entre su destino turístico y la actividad del narcotráfico, lo que en ciencias sociales es conocido como “imaginarios colectivos”, que se nutren de toda la mercantilización que existe alrededor de la propia narco-cultura y por ende del propio consumismo masivo de tales productos culturales. No obstante, el narcotráfico ha agregado un valor significativo a la cultura popular en gran parte del territorio del país, auspiciado por canales de consumo cultural como lo son la música y las famosas narco-series, dotando de una identidad nueva a los sectores de la sociedad que se identifican con todo el conglomerado ideológico que se ha construido alrededor del narcotráfico, naturalmente esto se refleja en las tendencias y gustos de la actividad turística actual. Aunque existe un sector de la población que toma como una desviación fenomenológica a esta actividad, existe otra parte muy entusiasmada con ella pues toma relevancia al entrar en ese proceso de “mitificar” al mismo narcotráfico y a los actores sociales que involucra.

No es conveniente “moralizar” al narco-turismo, pues podría ser un nicho de mercado interesante, no solamente desde una perspectiva de consumo y morbo, ya que podría fungir como una ventana de exploración de una forma de vida; porque la narco-cultura lejos de ser una subcultura, es eso, una forma de vida que permite conocer todo un contexto histórico y social que de otra forma no podría entenderse ni explorarse.

El narco-turismo hasta el día de hoy consta generalmente de tours por lugares que han sido escenarios de la vida de grandes capos de la droga, junto con los mitos que naturalmente van implícitos, incluso se podría hablar de señales de narco-turismo desde un enfoque interpretativo que hace más real y dinámica la experiencia.

Arturo Escobedo: 🇲🇽 Profesional en turismo especializado en gestión cultural, sustentabilidad y social media con proyectos realizados en México, Perú y Colombia.
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