Desde la ladera sur del Volcán Mombacho, la Cooperativa Nicaragua Libre le muestra al mundo un camino distinto para conocer la esencia de su país. No sólo es un proyecto de Turismo Comunitario, sino que es una familia dispuesta a agrandarse con cada visitante que llega. Es la familia Nicaragua, ni más ni menos.
En la actualidad no quedan muchas cooperativas de todas aquellas que nacieron en 1980 tras el triunfo de la Revolución Sandinista. Nicaragua Libre es una de ellas y el turismo es la principal razón de su supervivencia, ya que ha sido clave para generar ingresos en momentos de crisis.
En el 2000, con el apoyo de una asociación vasca, la cooperativa se capacitó en Turismo Rural Comunitario y posteriormente acondicionó una antigua hacienda para hospedar visitantes. Al principio la misma asociación era la que gestionaba los grupos que viajaban de España a Nicaragua. Con el arribo de los primeros grupos, Nicaragua Libre empezó también a guiar excursiones a los atractivos cercanos. Pero todo se complicó cuando la Asociación vasca desapareció y entonces tuvo que ser la propia Cooperativa la que tuvo que salir a buscar turistas. Con mucho trabajo y esfuerzo se logró que de a poco empezaran a llegar visitantes de distintas partes del mundo.
Ahora la Cooperativa Nicaragua Libre está conformada por 12 socios y socias, en su mayoría, miembros de la familia cuyo apellido es justamente Nicaragua. Se ofrece alojamiento (tanto en albergue rural como en las propias casas de la familia), alimentación típica (también en las casas de la familia), un tour donde se recorren todos los cultivos del momento, una cabalgata por la ladera sur del volcán Mombacho, un tour donde se puede conocer y vivenciar todo el proceso de elaboración artesanal del chocolate y otro igual para la elaboración, también artesanal, del café. Y realmente es todo el proceso… desde el árbol de cacao y la planta de café hasta nuestras papilas gustativas.
Sin embargo lo que hace distinta a esta opción de Turismo Rural Comunitario es su admirable forma de tratar al visitante, que por cierto deja de serlo cuando llega a Nicaragua Libre. Y el hecho está en que es su natural forma de ser. Se muestran tal como son. No saben (ni les interesa) tratar al turista como turista. Se han criado en esas tierras que Don Armando Nicaragua cuidó y les encomendó. Han trabajado desde siempre esas tierras en familia. Han vivido tiempos de guerra en familia. Siempre han compartido sus cultivos en familia. Han soportado crisis en familia. Pues sólo saben tratar al turista como un miembro más de su familia. Es su esencia, su filosofía de vida. El ambiente familiar es lo que se respira en estas tierras desde tiempos inmemorables y es lo que todavía hoy en día infla el pecho de quienes la caminan.
En Nicaragua Libre no abundan lujos ni tecnologías, pero la sencillez, la autenticidad y la generosidad es tanta que realmente quien entra como turista sale con el apellido Nicaragua, no en el pasaporte, pero si en el corazón.