“Bien ser, bien hacer, para bien servir.”
Es angustiante cuando algún recepcionista de cualquier hotel te llama a las 24:00 hrs. para preguntarte qué hacer si el hotel en donde está en turno dice ser pet friendly y no tienen un habitación apropiada para alojar huésped y mascota.
No tengo nada en contra de quien viaja con su mascota, quiero pensar que ahora es necesario hacerlo por el motivo que sea, y para ello surgen los hoteles pet friendly.
Me congratulo de haber conocido un bello hotel en el centro de Morelia, Michoacán, que era gerenciado de una fina y conocedora gerente, la Lic. T. Diana Villalba, que a pesar de su muy ocupado tiempo, procuraba proveer de suministro de buen gusto para los pet friendly que llegaban, tales como camas muy lindas, croquetas gourmet, platos cromados y bien pulidos para agua y alimento, incluso golosinas para estos peludos huéspedes, sin dejar de lado las intrusiones a los dueños de la mascota: no podían subirse a camas, sillones y se asignaban habitaciones sin alfombras o quedaban consientes contra pago de lavado profesional de cualquiera de estos que fuera dañado, ya que normalmente todo es para uso humano que paga tarifas muy altas, y así mismo la camarista recibía instrucciones específicas de limpieza especial a esa habitación tan cotizada.
Posteriormente se realizaba una limpieza profunda para poder disponer de una habitación nuevamente sanitada y confiable. Trabajos realizados por personal profesional, dejando al hotel una importante divisa. El equipo de trabajo y responsabilidad era de todos los trabajadores y se iban satisfechos los huéspedes.
Pero, ¿Qué responder al recepcionista de un hotel ajeno al anterior, que está en un lio a esa hora y no sabe qué hacer porque la almohada de la habitación que asignó esta orinada por un perrito, el colchón esta húmedo de lo mismo y a pesar que cambiaron las sábanas huele muy mal y los cobertores están llenos de pelos, además, el huésped que está molesto es frecuente y va de una compañía que es el fuerte del hotel?
Primeramente le dije que le diera otra habitación al huésped previa supervisión, que le ofreciera una disculpa y que anotara en bitácora los daños irreversibles al hotel, para qué la gerente tomara cartas y tomara en serio este penoso incidente.
No conformes con causar daño y desprestigio, la camarista le comentó al auditor que fue obligada a darle “una lavadita” al vaso (encontrado en el piso) de la habitación en donde le dieron de beber al perrito agua, y el otro vaso con alimento, esto simplemente no es correcto.
Me preocupa quién se está ocupando de regularizar las normas de alojamiento de mascotas, ¿qué hoteles son apropiados para hacer valida esta actividad?, ¿cómo son las limpiezas en una habitación usada por una inofensiva mascotita?, ¿cuál es la lista de requisitos para realizar, licitar, regularizar y/o higienizar estas instalaciones?, ¿por no perder un huésped se puede rentar una habitación diseñada para uso humano?
Vamos por más, necesito saber que la hotelería mexicana es digna de confianza, que el trabajo que se ha hecho pro-dignificar no está perdido.
Sí es válido que se circulen los reglamentos a todos los hoteles, o se registren con normas aprobadas por el sector salud los que estén preparados para el cambio, porque se requiere invertir para ganar, no sólo es ganar y ganar sin ética.
Que esté a la vista el distintivo del hotel que pase los estándares de pet friendly.
¿Cuántos hoteleros de acuerdo?
Con todo respeto.