En un principio la actividad turística se consideraba la “industria sin chimeneas” por creer que se trataba de una actividad que no generaba impactos negativos en el lugar donde se llevara a cabo, ya que muchas comunidades que habían sido olvidadas lograron generar un crecimiento en ellas con la ayuda del turismo, se han restaurado muchas ruinas, se han dado a conocer lugares que nunca hubiéramos imaginado, etc. No fue sino hasta hace pocos años que comenzaron a señalarse los aspectos negativos que el turismo puede traer consigo, aunque este tema ya se había tocado en cierta medida desde la Cumbre de Río en el año 1992 cuando por primera vez se hablaba de sustentabilidad y declaraciones sobre el medio ambiente.
Cuando fueron notables los daños que la industria del turismo generaba se acuñó un término: Overtourism. Se refiere a un lugar que ha sido explotado turísticamente y donde ahora hay demasiados turistas, que si bien pudiera tomarse como un caso de éxito para quienes crearon tal proyecto, es claro que no es correcto exceder la capacidad de carga de un lugar.
Pongamos un ejemplo, el caso Acapulco (México). En primera instancia fue aprovechado el espacio para crear grandes hoteles, ventas increíbles sobre el paisaje, los “365 días del sol garantizado”, en general un complejo turístico con mucho éxito que se tomó como una “palanca de desarrollo” para la localidad, el estado e incluso para el país. ¿Cuál fue el problema? Se comenzó a exceder la capacidad de carga, los locales pagaban precios de turista en compras diarias y en otros casos los grandes empresarios comenzaron a comprar las casas de personas de la comunidad para dar paso a departamentos y casas vacacionales.
El Overtourism comienza una vez que se piensa más en el crecimiento de números y no en el desarrollo de la comunidad anfitriona; cuando se hacen notorios los problemas por sobre los beneficios de esta actividad. Hoy día éste problema existe en muchas pequeñas ciudades, comunidades rurales, incluso en áreas protegidas.
No es un problema nuevo, la verdadera razón por la que se comienza a hablar mucho sobre el tema es por la viralización del hartazgo de los mismos locatarios de comunidades con mucho turismo, como el ejemplo de Barcelona, donde incluso hubo marchas en las calles y comenzaban a verse los grafitis en paredes donde se pedía que los turistas regresaran a casa; problemas que trataron de solucionarse proponiendo incrementar las tarifas a los visitantes para que fueran menos personas sin afectar la derrama económica.
La cuestión en sí es volver a los objetivos principales que la actividad turística tenía en un inicio: la mejora de las comunidades. Un lugar mejor para quienes viven en ellas y para quienes las visitan.
El Overtourism es producto de la mala planificación de quienes crean los proyectos pero también en gran medida de no ser un turista responsable, de aprender a viajar, dónde y cuándo hacerlo.
Se necesita un cambio real en la industria desde los niveles altos para asegurar la regulación de visitas en un lugar, aumento de precios o permisos especiales de visitantes, etc. Y también de la colaboración de los visitantes para acudir a comunidades diferentes o en temporadas bajas.
Pensemos a largo plazo y busquemos estrategias que creen beneficios para la actividad, la comunidad y el turista.