México es el segundo país a nivel mundial con mayor riqueza biocultural, seguido de Indonesia, “este saber-hacer sobre la naturaleza, que es el resultado de creaciones colectivas perfeccionadas durante un periodo cerca de nueve mil años, constituye, sin duda, un legado de enorme valor y parte sustancial del patrimonio biocultural de México”.
El Patrimonio Biocultural de un lugar es significativo para fortalecer la identidad colectiva, por lo cual la preservación y la buena gestión del mismo puede detonar múltiples beneficios, ya sean, económicos, sociales, ambientales e identitarios. Es evidente que el impacto negativo que la actividad turística genera crea un desgaste, en algunos casos hasta la “aculturación”; es por ello que el Turismo con enfoque Biocultural, permite conectar con la comunidad local y aprender de sus cosmovisiones y saberes ancestrales.
Conocer acerca del Patrimonio Biocultural ayuda a comprender más acerca de la relación cultura-naturaleza y cómo estos términos no se tienen que ver desde perspectivas separadas, sino por el contrario como un conjunto; la supervivencia de una depende de la otra. Al respecto, Boege menciona que este Patrimonio se refiere al uso de los recursos naturales según patrones culturales.
El Turismo Biocultural parte de la estrecha relación entre ser humano y naturaleza, el sentido de conexión con lo que nos rodea, con mayor empatía y comprensión, dejando de lado el sentimiento de individualidad e indiferencia hacia la madre tierra. Los pueblos originarios son acreedores de un vasto conocimiento que ha logrado persistir y resistir, pese a la era de la globalización, la cual ha generado un consumismo masivo que a la vez ha ido desplazando los paisajes verdes para crear un “mejor desarrollo urbanístico”, esto conlleva a efectos ambientales negativos.
Se debe tomar en cuenta, que este tipo de turismo busca minimizar la huella ecológica, entender que menos, es mejor. También, considerar que las personas más que simples turistas, son visitantes, que escuchan a la gente local y están dispuestos a aprender de ellos, a la vez que se lleva a cabo un intercambio de saberes entre culturas diferentes.
Un punto importante a mencionar, es que dentro de esta visión de la actividad turística se permiten crear alternativas económicas, sin sustituir las cotidianas, por el contrario, se refuerzan. De esta manera los ingresos de la comunidad no dependen exclusivamente del turismo, sino que, siguen realizando sus actividades habituales, pero ahora, éstas las pueden compartir a los visitantes.
El Turismo con enfoque Biocultural pretende ser planificado, inclusivo, controlado y gestionado por las mismas comunidades. Se puede definir a un Turista Biocultural de la siguiente manera: “Son aquellas personas que buscan una mayor interacción con el entorno natural y las personas locales. Desean aprender de la naturaleza y el cómo las personas del lugar la interpretan de acuerdo a la cultura a la cual pertenecen. Todo esto, en un ambiente de total respeto y tolerancia hacia lo que se es diferente y desconocido”.
Afortunadamente, las personas están generando mayor conciencia en cuestión al daño que se le hace al planeta, y realiza desde pequeñas hasta más grandes acciones que se transforman en un cambio colectivo. Cierro con esta frase de Eduardo Galeano: “mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.