Desde tiempos remotos, el ser humano ha mostrado interés y preocupación en conocer con anticipación todo a lo que deberá enfrentarse en los días por trascurrir. La idea de planear responde a esta lógica inquietud por el hombre en conocer su porvenir, aunque con un enfoque más activo que la simple espera de su ocurrencia o llegada.
La situación actual es sumamente dinámica, donde el cambio está presente de manera permanente, éste puede ser inesperado o lento, la planeación permite asimilar estos cambios, consiste en fijar el curso concreto de la acción que ha de seguirse, estableciendo las directrices que habrán de orientarlo, la secuencia de operaciones y procesos para realizarlo, así como la determinación de tiempo para su realización, lo que se pretende con la ella no es tan sólo el diseño de escenarios, sino la forma de alternarlos y sacarle el mayor provecho posible. Se trata, por consiguiente, de diseñar el futuro en vez de padecerlo.
El objetivo no es sólo planear sino analizar en forma ordenada un amplio número de actividades que, a su vez, implica el uso del factor humano y de recursos materiales. Por ello, es necesario tomar en cuenta que el turismo está inmerso en un cambio constante, en cuya velocidad debemos planear, organizar, comunicar, producir, vender y consumir.
Planear es, sin duda alguna, una de las actividades más características de nuestro mundo contemporáneo debido a la necesidad creciente de independencia y la rapidez que se observa en el acontecer de los fenómenos económicos, políticos, sociales y tecnológicos. No se trata de prever un camino sobre el cual debemos transitar, sino que se busca anticipar su rumbo y, si es posible, cambiar su destino.
Es indispensable, que la planeación dentro de las empresas de la llamada “industria turística” se establezca y desarrolle a través de la especialización, del rigor metódico o de pensamiento y de actividades interdisciplinarias o de amplitud de miras, utilizando el conocimiento como herramienta en la comprensión humana, por supuesto, sin desatender o descuidar la parte tecnocrática.
Es pertinente mencionar que los ajustes requeridos en la administración turística para manejar los cambios se ha convertido en lo más importante para todas las personas relacionadas o involucradas con ella. Las empresas y las entidades públicas del ámbito turístico llegan a fracasar porque no se han adaptado o lo han hecho muy lentamente. Ésta exige, también, constante y grandes ajustes a lo que hacemos y a la forma que lo hacemos.
Existe una diferencia muy radical entre quienes creen en la planeación y quienes no creen en ella, independientemente del concepto que tengan de esta actividad. Algunos administradores se reúsan a planear, al menos conscientemente, prefieren dejar las cosas al azar. Sin embargo, estos antiplaneadores no pueden evitar que les alcance la planeación de otros, por lo que frecuentemente resultan víctimas, más que beneficiarios de ésta.
Las empresas dedicadas a brindar servicios turísticos, cualquiera que sea su tamaño y/o su naturaleza tienen muchos objetivos. Es por ello, que surge la necesidad de no confundir los objetivos organizacionales con los de los empresarios.
Supervivencia, rentabilidad y crecimiento son tres variables omnipresentes en el pensamiento del administrador moderno, aunque en realidad, hable y cuestione las dos últimas.
Sería simplista suponer que con sólo planear está resuelto el futuro de las empresas de este sector, equivaldría a suponer que la realidad es estática y que los procesos de planeación son tan perfectos que han tomado en cuenta todo. Nada más lejos de la verdad. Planear es un procedimiento que permite distinguir entre lo importante y lo urgente.
Por lo tanto, es necesario reflexionar y comprender la aplicabilidad que se le puede dar a la planeación para el análisis de la realidad externa e interna, estableciendo un marco de referencia que permita ordenar las soluciones planteadas.
La planeación consiste en pensar por adelantado qué es lo que se desea alcanzar y la forma de conseguirlo. Es necesario comprender que la esencia de la planeación, en toda organización, es la formulación de los planes (generales y específicos) y que, a su vez, constituyen una presentación mental de éxitos futuros. La planeación simplifica en gran parte la tarea de un administrador y facilita el esfuerzo coordinado.
Para llegar a un resultado final existen varios caminos, se debe seleccionar opciones y los medios más pertinentes que alcancen el o los objetivos esperados.
Un plan formal armado en largos periodos puede verse sorprendido rápidamente por acontecimientos, y los planes que especifican cambios en la asignación de recursos entre los negocios también pueden indicar el ascenso y caída de los ejecutivos. Sin embargo, un gran problema al que se enfrentan gran parte de las empresas del ramo turístico es el abismo que existe en quienes diseñan la planeación y quienes la hacen funcionar.
En un ambiente turístico, donde diariamente las presiones son extremadamente exigentes, los sistemas de planeación requieren que los gerentes dediquen tiempo a pensar en el futuro de su negocio. Como complemento a las corazonadas los sistemas formales de planeación constituyen un enfoque riguroso y metódico en cualquier organización. Sin embargo, la mejor planeación es aquella de naturaleza más informal, ésta que tiene lugar diariamente en la mente de los ejecutivos a medida que encaminan a sus organizaciones a través de los cambios en el ambiente de los negocios que no es posible pronosticar.