Las sobreventas de vuelos son una de las mayores preocupaciones para cualquier viajero. Esta práctica consiste en vender más boletos de los que el avión realmente puede acomodar. Aunque a primera vista puede parecer algo ilegal, en realidad es completamente legal, más común de lo que imaginas y, según las aerolíneas, hasta beneficiosa para los pasajeros.
Índice
¿Por qué existen las sobreventas?
La aviación es una industria financieramente compleja. Requiere grandes inversiones de capital y opera con márgenes de utilidad muy reducidos. En las últimas décadas, estos factores han impulsado cambios significativos, desde la aparición de aerolíneas de bajo costo hasta la convergencia entre estas y las tradicionales. Hoy en día, ambos modelos operan de manera similar, dependiendo en gran medida de ingresos por servicios adicionales que antes estaban incluidos en la tarifa del boleto.
La sobreventa es otro esquema que permite a las aerolíneas maximizar sus ingresos. A diferencia de los servicios opcionales, en este caso, la ganancia no proviene de un servicio adicional que el pasajero desea, sino de dejar en tierra a viajeros que contaban con un lugar confirmado en el vuelo.
Mediante cabildeos en países que lideran la industria aérea, como Estados Unidos, las aerolíneas han conseguido la aprobación de leyes que legalizan la práctica de las sobreventas. En teoría, estas normativas buscan hacer más accesible el transporte aéreo. Una vez que se implementan en estos mercados clave, terminan influyendo en la forma en que opera la industria a nivel global, extendiendo su impacto a muchos otros países.
Las aerolíneas defienden la sobreventa argumentando que les permite reducir la cantidad de asientos vacíos causados por pasajeros que no se presentan a su vuelo. Y que, al optimizar la ocupación, pueden ofrecer tarifas más competitivas.
Pero surge la pregunta: si un vuelo despegara con algunos asientos vacíos, ¿por qué esto representaría un problema para la aerolínea si esos boletos ya fueron pagados? En todo caso, esto incluso podría beneficiarlas, ya que menos pasajeros implican un ahorro en consumo de combustible.
La realidad es que el sistema de ingresos de una aerolínea se basa en maximizar la ocupación de los vuelos. Cada asiento vacío representa una oportunidad de ingresos perdida, ya sea por no haber podido revenderlo a otro pasajero o por no aprovechar la venta de servicios adicionales, como equipaje, alimentos a bordo o la selección de asientos, entre otros.
¿Qué pasa cuando hay más pasajeros que asientos disponibles?
Los equipos de revenue management de las aerolíneas utilizan modelos estadísticos para determinar el nivel óptimo de sobreventa en cada vuelo.
El objetivo es que el número de boletos vendidos en exceso sea igual, o lo más cercano posible, al número estimado de pasajeros que no se presentarán al vuelo. Sin embargo, cuando los cálculos no son precisos y el número de boletos vendidos excede la cantidad de pasajeros ausentes, ocurre lo que en la industria se conoce como una «sobreventa efectiva». Eso no significa otra cosa que habrá personas que no podrán abordar el vuelo.
Ante esta situación, y antes de negar el abordaje de manera involuntaria a algún pasajero, las aerolíneas están obligadas a solicitar voluntarios que, a cambio de una compensación, accedan a ceder su lugar.
En México, las aerolíneas son poco dadas a solicitar proactivamente voluntarios en el aeropuerto. Quizá porque de hacerlo estarían aceptando que el vuelo está sobrevendido. En su lugar, es común que cierren el vuelo antes de la hora establecida, dejando a pasajeros sin la oportunidad de hacer su check-in. Así argumentan que la negación de abordaje no se debió a la sobreventa, sino a que el pasajero «no se presentó a tiempo» para registrarse en el vuelo. ¿Les ha pasado?
Cuando, a pesar de haber solicitado voluntarios —o precisamente por no hacerlo—, la aerolínea no consigue suficientes, se establece un criterio de prioridad para decidir a qué pasajeros se les negará el abordaje de manera involuntaria. En estos casos, cada aerolínea tiene sus propias políticas para decidir quiénes son las personas que no abordarán; sin embargo, lo más común es que sean aquellos que no tenían un asiento asignado.
En México, los pasajeros afectados por sobreventa tienen derecho a abordar el “siguiente vuelo disponible”, cambiar su vuelo a una fecha posterior o solicitar un reembolso. Además, si eligen el reembolso o reprogramar su viaje, la aerolínea debe compensarlos con al menos el 25% del valor del boleto o de la parte del viaje no realizada. En comparación, la legislación de Estados Unidos establece una compensación puede alcanzar hasta el 200% del valor del boleto.
Y para quienes se lo preguntan, incluso obligados a compensar a los pasajeros afectados con un 200%, sigue siendo mucho más provechoso para la aerolínea el sobrevender el vuelo que no hacerlo y privarse del ingreso adicional.
Las aerolíneas mexicanas lo están haciendo mal
Hemos mencionado que una práctica común entre las principales aerolíneas mexicanas es negar la sobreventa de un vuelo y, en su lugar, cerrarlo antes de la hora límite establecida. Más recientemente también se le responsabiliza al cliente por no haber pagado por la asignación de asiento, como si fuera el verdadero origen del problema.
El mayor problema para quienes no se les permite abordar no es solo quedarse varados, sino quedarse varados por días. En muchos casos, el ‘siguiente vuelo disponible’, al que según la ley tiene derecho alguien afectado por una sobreventa, puede ser hasta dos o tres días después. Esto no significa que el siguiente vuelo de la aerolínea a ese destino sea en dos o tres días, sino que ese es el primer vuelo en el que aún hay espacio disponible. Es posible que entre el vuelo en el que el pasajero fue afectado y aquel en el que finalmente se le reubica haya varios vuelos, pero si todos están llenos o también sobrevendidos, no se ofrecen como una alternativa.
Volviendo al caso de Estados Unidos, allí, en lugar de dejar a un pasajero varado por días, buscan espacio en el siguiente vuelo, incluso si está lleno. Para ello, solicitan voluntarios en ese vuelo para reubicarlos en un vuelo posterior. Esto evita que los pasajeros afectados por la sobreventa enfrenten largas esperas, reduciendo los retrasos, en la mayoría de los casos, a unas pocas horas. Y, si el siguiente vuelo programado de la aerolínea realmente es al día siguiente, no tienen inconveniente en mandarte con otra aerolínea que opere la misma ruta, algo que es extremadamente raro en nuestro país.
Consejos para evitar ser afectado por una sobreventa
Generalmente, a quienes se les niega el abordaje es a aquellos que no tienen un asiento preasignado. Ojo, tener un asiento preasignado no es lo mismo que haber realizado el check-in. Puedes tener un asiento preasignado y no haber hecho el check-in, o haber hecho el check-in sin tener un asiento asignado en tu pase de abordar. Aunque llega a pasar, es poco frecuente que a alguien con asiento preasignado se le retire, especialmente si ya ha hecho el check-in, por lo menos, no antes del cierre del vuelo.
Desafortunadamente, las tarifas más económicas generalmente no incluyen la preselección de asiento, por lo que, si deseas tener más garantía de abordar el vuelo, la única opción será pagar por la asignación de asiento. Cuentes o no con un asiento preseleccionado, es recomendable hacer el check-in con anticipación. Hazlo tan pronto como la aerolínea te lo permita y no olvides tomar captura de pantalla; no confíes en que lo tienes en la APP de la aerolínea, una captura te podría servir en caso de cualquier reclamación posterior.
Veamos otros factores que las aerolíneas consideran al tomar la decisión de quién se quedará en tierra. Supongamos que, dentro del grupo de pasajeros sin asiento asignado, solo es necesario negar el embarque a una persona. ¿Cómo se elige a esa persona? La ley mexicana establece que se debe dar prioridad a personas con discapacidad, adultos mayores, menores no acompañados y mujeres embarazadas. Además, las aerolíneas suelen tomar en cuenta el estatus de los pasajeros en su programa de viajero frecuente. Aquellos con un nivel más alto rara vez son los primeros en ser seleccionados para quedarse en tierra. Así que no es mala idea inscribirte en el programa de tu aerolínea; este registro podría llegar a ser un factor decisivo en caso de igualdad de condiciones.
Conclusión
Más allá de que sean legales, ¿son las sobreventas algo ético? Muchas industrias podrían argumentar que, si se les permitiera vender más allá de su inventario real, podrían ofrecer mejores precios al público. ¿No podría un cine ofrecer boletos más baratos si pudiera vender hasta un 20% más de la capacidad de la sala? ¿O una carnicería justificar que, para dar mejores precios, debe vender kilos de carne que no tiene, prometiendo surtirlos en unos días? En la mayoría de los casos, esto sería considerado un fraude o una terrible práctica comercial.
En 2022, Ticketmaster estuvo en el centro de un escándalo por la presunta sobreventa de boletos para un concierto de Bad Bunny en la Ciudad de México. Aunque la empresa lo desmintió, miles de personas con boleto en mano no pudieron ingresar. Aunque no se haya confirmado la sobreventa, la indignación generó llamados de boicot hacia Ticketmaster. Esto ilustra lo que sucede cuando una empresa prioriza su margen de ganancia por encima del trato justo a sus clientes.
Las aerolíneas argumentan que la sobreventa «permite bajar los precios para todos», pero no hay evidencia clara de que los boletos sean más baratos gracias a esta práctica. Si bien el transporte aéreo es accesible a más personas hoy en día, esto responde a múltiples factores. En la actualidad, los aviones son mucho más eficientes, existe una mayor competencia y hasta se podría argumentar que la precarización laboral en la industria aérea también influye. Entonces, ¿realmente trasladan los beneficios de las sobreventas a los pasajeros?
O quizás sea un ejemplo de codicia corporativa en el que decisiones que afectan a los consumidores se presentan como beneficiosas para todos, cuando en realidad terminan favoreciendo a quienes tienen mayor poder e influencia. ¿Tú qué crees?