Con ocasión de su estancia Erasmus en la isla caribeña de Martinica, el geógrafo canario Luis Cabrera, decidió, hace un tiempo, cumplir un sueño al que estaba particularmente unido: escribir la primera guía de playas de Martinica. Fascinado por éstas, se percató que solo existía una información muy parcial sobre su existencia, lo que le impulsó a iniciar un trabajo titánico que le ocuparía la práctica totalidad de su tiempo. Compaginaba su trabajo en la Oficina de Turismo de Martinica con las visitas a las playas, donde las fotografiaba, recababa información y realizaba incluso snorkel para poder informar si había arrecifes de coral y vida marina en general.
La Guía, que tiene el gran mérito de ser la primera que se realiza, incluye todas y cada una de las playas de la isla, sin excepción. Comprende en cada página una fotografía del lugar, un mapa callejero con la información justa y precisa de cada sitio, además de una descripción de la playa, el acceso, los servicios y las actividades que ofrecen. Una información completísima y rigurosa que da la valía a esta espléndida guía, además de tener el mérito de ser la primera que recoge la inmensa totalidad de las playas, uno de los grandes puntos fuertes de este destino. Editada, por ahora, en francés se puede conseguir en Editions Alexandra de Saint-Prix.
Martinica, isla paradisiaca
No es extraño que este geógrafo cayera rendido ante las seductoras y magníficas playas de Martinica (de arena blanca en el Sur y negra en la parte Norte), considerada, por muchos, como una de las más bellas islas del mundo. Posee exuberantes montañas y una historia fascinante con sitios arquitectónicos. De hecho, su patrimonio es muy rico como consecuencia de la mezcla cultural producida entre criollos y europeos, reflejada tanto en su capital Fort-de-France que cuenta con edificaciones diseñadas por discípulos de Gustav Eiffel como en la arquitectura típica del caribe de la mayoría de las viviendas. Hay, también, extravagantes jardines tropicales, bosques, cascadas, animales exóticos (la vida marina, por ejemplo, es espectacular, con playas como la de Bourg des Anses d’Arlet donde, por ejemplo, Luis Cabrera ha llegado a ver 10 tortugas en un solo día simplemente haciendo snorkel).
En definitiva, Martinica cautiva al viajero. Las actividades que éste puede realizar son variadísimas: desde el senderismo con caminos que atraviesan bosques tropicales, cascadas y paisajes costeros escarpados, pasando por deportes como el buceo, el snorkel o el surf (hay zonas donde se puede surfear en solitario) hasta degustar la excelente cocina francesa y criolla de los trópicos.
La isla Martinica, que pertenece a Francia, tiene una población de 400.000 habitantes y una superficie de 1128km2 (algo inferior a Gran Canaria). La gente, que se siente francesa y europea, es hospitalaria y respetuosa con el viajero. Es importante señalar que se trata de un lugar que ofrece gran seguridad al visitante, contando con todo tipo de servicios: supermercados, centros de salud…Y, tiene la inmensa ventaja y atractivo de que todavía está poco explotada y el turismo de masas no ha llegado. Se puede disfrutar estando solo en muchas de sus playas, que han sido muy bien conservadas en estado natural por Francia. Hay pocos hoteles y suelen ser de tipo Airbnb.
En cuanto a los vuelos, lo más fácil es viajar desde París. Suele haber una media de 2-3 vuelos diarios con compañías como Air France o Level (low cost). Otra opción es llegar mediante algún crucero como Royal Caribbean, Costa Cruceros, MSC, Aida Cruises.