La inmensidad del territorio de Quebec se puede recorrer a través de innumerables rutas e itinerarios que cuentan su historia, patrimonio, sabores y paisajes, en una continua postal panorámica.
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La península de Gaspé
Una de las razones por las cuales los viajeros quieren regresar a Quebec, es por sus paisajes, y sin duda, la mejor manera de vivirlos es a través de sus carreteras.
Viajar en auto brinda la posibilidad de disfrutar desde otra perspectiva reparando en los detalles, con cada paso, con paradas inesperadas, de esas que enriquecen y que transforman el alma.
En la provincia de Quebec existen recorridos que ofrecen lugares espectaculares como el recorrido de Bas-Saint-Laurent a Gaspésie Tour, un clásico del roadtrip alrededor de la península de Gaspé y para descubrirlo, sólo hay que seguir la Ruta 132. La ruta ofrece 1,235 kilómetros de camino para llegar a Kamouraska desde La Pocatière y se necesitan por lo menos10 días para disfrutar y conocer de su cultura, deportes y de sus poblados como Rivière-du-Loup, Rimouski, Amqui, New Richmond, Percé, Gaspé, Sainte-Anne-des-Monts y Matane.
En este recorrido podrás practicar deportes al aire libre, pesca de salmón, avistamiento de ballenas, visitar museos, faros, o fuertes que muestran parte de su historia o de su naturaleza, como el Parque Nacional Miguasha que es patrimonio de la Humanidad.
Sigue la ballena por tierra
Para recorrer los más de 1,700 kilómetros que bordean el río Saint-Lawrence, se requiere tiempo, al menos 13 días para descubrir las maravillas que brinda el entorno, tanto en mar y tierra, recorriendo la Cote-Nord desde Tadoussac a Blanc-Sablon, donde se pueden conocer 13 especies distintas de ballenas -no por nada es uno de los destinos más importantes del mundo para el avistamiento de ballenas.
Al viaje en auto se suman increíbles aventuras como lanzarse en kayak para conocer de cerca la fauna de la costa o reparar en la belleza de sus ríos y bosques, o para conocer de sus habitantes, de sus propuestas artísticas y culinarias. Uno de los lugares más icónicos es Baie-Comeau, donde se encuentra el Jardín des Glaciers o la Reserva Mingan Archipiélago National Park en Havre-Saint-Pierre, que es el mejor lugar para observar a una de las aves marinas más singulares: el Frailecillo Atlántico.
Una parada obligada es Pointe-des-Monts, donde se localiza uno de los faros más hermosos de Canadá y donde además te podrás hospedar para vivir el verdadero espíritu del norte de Quebec.
El rastro de la cerveza
Doce días se necesitan para manejar los 1,125 kilómetros que separan el poblado de Saint-André-de-Kamouraska de Baie-Comeau, ruta donde se pueden conocer más de 100 tipos de cerveza artesanal, que se producen de manera local, cada una con una nota especial que denota los sabores típicos de la tradición francesa propios de la región.
Las caminatas son el maridaje ideal de esta travesía para descubrir el talento local con sus museos, galerías, boutiques y por supuesto sus micro destiladoras de cervezas que le dan a Quebec el toque auténtico y contemporáneo. Algunos de los lugares imperdibles de este recorrido: en Pohénégamook visita Le Secret des Dieux; en Rivière-du-Loup, la cervecería Aux Fous Brassant; en Rimouski, Le Bien, le Malt; en Matane, La Fabrique; en Sainte-Anne-des-Monts está Le Malbord, lo que fue una tienda de abarrotes, hoy se prepara cerveza; en Gaspé visita Frontibus; en Carleton-sur-Mer está Le Naufrageur y en Amqui está La Captive, en un edificio histórico que antes de ser cervecería fue estación de policía y prisión.
Descubre el corazón de Quebec, andando por sus carreteras, recorriendo sus montañas, lagos y bosques, conectando con su fauna y flora, y viviendo sus paisajes, sabores y tradiciones.
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- La Ruta 199 de Quebec cruza Les Îles de la Madeleine. Viento, tierra y mar en un roadtrip de 85 kilómetros.
- Más de 40 faros se pueden visitar en Quebec. Súbete al auto y aventúrate en este recorrido 2 mil kilómetros.
- Explora los tesoros marítimos que narran la historia de Quebec, en la ruta del Navegante.
- Una ruta que te dejará sin aliento, comienza en la bahía Baie-Sainte-Catherine y deja que el canto de las ballenas te lleve a los fiordos.