Interior del mercado Hidalgo en GuanajuatoInterior del mercado Hidalgo en Guanajuato / Foto de Jezael Melgoza

Vivimos tiempos acelerados y polarizados, donde las filias y las fobias prevalecen por encima de la razón o del breve análisis objetivo. Hay semanas donde somos expertos en paridad cambiaria, logística y transporte, aviación comercial, medio ambiente y cambio climático, derechos humanos, sistemas judiciales, política internacional y fútbol, todo al mismo tiempo.

El turismo no es la excepción.

En diferentes foros, tanto empresariales como académicos, se escuchan comentarios, análisis y posturas desde las filias o las fobias, que son muy válidas, pero carecen de objetividad y dificultan el procesamiento de la información para la toma de decisiones desde una visión sin sesgo.

Hoy en México estamos frente a una coyuntura que es el fin de un periodo de gobierno federal y el inicio de otro pero del mismo partido político, en el marco de un año en el que 70 países tienen elecciones y que representan el 44% de la población mundial; incluyendo a Estados Unidos, nuestro principal socio comercial y emisor de turistas internacionales.

Entonces, ¿qué va a pasar con el turismo en México?

Se están abriendo espacios en donde liderazgos turísticos como CNET o asociaciones de empresarios se reúnen con los próximos liderazgos políticos del turismo para plantear necesidades y soluciones en un diálogo abierto para construir un plan. También hay conversaciones regionales para determinar la hoja de ruta que nos lleve a transitar por una senda de desarrollo turístico.

Se habla de que la participación del turismo en el PIB nacional durante 2023 fue del 8.4% según INEGI, pero que observando el comportamiento que ha tenido desde el 2001, se muestra una desaceleración constante, Pandemia aparte.

Sin embargo los temas que se extrañan en esos foros y que cuando se mencionan no permean, salvo en raras excepciones, son los vinculados al turismo como modelo de desarrollo regional, analizando sus impactos reales, tanto positivos como negativos; y como un elemento geoestratégico en un país bioceánico.

Es verdad que el turismo representó en 2023 el 8.4% del PIB, pero no se profundiza en que el 92.5% de los turistas internacionales llegan a solo 6 plazas turísticas: Cancún, Ciudad de México, Los Cabos, Puerto Vallarta, Guadalajara y Monterrey; o que del turismo interior se sabe y se estudia muy poco.

Sí, se requiere promoción turística, darle mantenimiento a la marca-destino, mejorar las condiciones migratorias y de accesibilidad, impulsar el turismo sostenible, atraer a la inversión extranjera, generar empleo y mejorar las condiciones de los destinos. Sí.

Pero no nos podemos permitir destinos de primera en ciudades de cuarta. No nos podemos permitir que una suite de 70m con aire acondicionado y pisos de mármol de un hotel 5 diamantes la limpie una persona que vive en una casa con piso de tierra y techo de lámina, sin aire acondicionado ni drenaje, y que recorre 4 horas de trayecto para ir y volver a su trabajo.

Sabemos que es un ejemplo quizás exagerado y que provoca justamente los planteamientos desde las filias o las fobias; pero no podemos olvidar que en México tenemos una asimetría social muy profunda desde hace décadas. Durante el primer trimestre de 2024, el 35.8% de la población no pudo adquirir la canasta alimentaria haciendo uso de todo su ingreso laboral en el hogar.

Hoy estamos frente a la oportunidad de hacer coincidir las agendas políticas y empresariales en materia turística. Tenemos la oportunidad de hacer que llegue más inversión turística a México, que recibamos más divisas y generemos más empleo; al mismo tiempo que diversificamos la oferta, desestacionalizamos la actividad turística, mejoramos las condiciones de empleabilidad y desarrollamos los destinos con criterios de sostenibilidad real.

Solo como una de las muchas herramientas que están a disposición de los desarrollos turísticos, tanto a nivel de planeación y gestión de destinos como a nivel empresarial y de gestión hotelera, transporte y servicios turísticos, se puede consultar el Índice de Ciudades Prósperas coordinado por Naciones Unidas y Habitat; en donde hay una idea, con indicadores, de lo que se puede hacer por el bienestar común.

Artículo escrito en colaboración con la Dra. Fernanda César Arnaiz, Profesora-Investigadora de la UdeG, Centro Universitario de la Costa, miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México.

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Por Dr. Javier Ruiz Hermoso

🇲🇽 Consultor en turismo, sostenibilidad y nuevas tecnologías. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México. Director General del Centro de Formación y Actualización Turística y Gastronómica. Miembro de Club Skål. Docente, autor y conferencista internacional.

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