El pasado 24 de marzo, Ecuador vivió una fiesta democrática en las elecciones seccionales de prefectos/as, alcaldes/as, concejales, presidentes de juntas parroquiales y consejeros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social.
En Manta resultó como ganador a la alcaldía de la ciudad, el Ab. Agustín Intriago, joven mantense con una destacada trayectoria en el servicio público. Por su parte, ha habido una renovación sin igual en los concejales tanto del casco urbano como de la zona rural, se acabaron los apellidos que comúnmente se escuchaban y hacían uso de curules en el cabildo municipal, ahora, nos encontramos con gente nueva y llena de brío para trabajar en pro de la ciudad.
No obstante, como profesional del turismo, alegre por las nuevas autoridades, también me encuentro preocupado ante la situación con la que tendrán que lidiar nuestros nuevos gobernantes, entre ellos el aspecto ambiental, que ha sido una deuda eterna de los gobiernos pasados y que a la fecha no se ha podido menguar, teniendo en consideración que la contaminación en la ciudad ha sido el talón de Aquiles para un desarrollo adecuado del turismo dentro de la urbe.
Por otro lado, se espera que las nuevas autoridades tengan un chip distinto en todos los niveles, es decir, cambiar la visión tradicional del turismo y apostar por actividades turísticas más vinculadas con las zonas rurales, que es donde se encuentra el verdadero potencial turístico de Manta. La estrategia sugerida, radica en un primer plano en el desarrollo de un plan de turismo integral, donde participen verdaderos actores de la escena turística local para la planificación y desarrollo del mismo, pero que como prioridad establezca un modelo de gestión del turismo comunitario, que parta desde la socialización hasta el empoderamiento de la comunidad sobre aspectos culturales, sociales, etnográficos, folclóricos, entre otros, y que se llegue a alcanzar una verdadera diversificación de las economías locales, a través de procesos participativos y equitativos, orientados hacia el desarrollo sostenible. No con esto se busca que el turismo desplace las demás actividades económicas, sino que complemente las que ya se desarrollan.
Las autoridades deben conocer de buena tinta, que el turismo como fenómeno social tiene como eje de su desarrollo al sujeto (ser humano), por ende, es desde ahí donde deben empezar su trabajo, con los actores locales; dentro del plan integral de turismo es necesario considerar procesos de capacitación constante con las comunidades, organizarlas turísticamente, no solo darles las herramientas y esperar a ver qué pasa, sino más bien, ayudarles a desarrollar las estrategias de promoción y comercialización, y los productos turísticos a vender. El proceso como afirma Quintero (2014), tiene que ser planificado, integrado, abierto, dimensionado, participativo, duradero y viable.
Por otro lado, exhortamos a que se desarrolle una normativa local que regule todos los aspectos relacionados al arribo de cruceros, es decir, que los servicios de transportación de turistas sean prestados por empresas de la ciudad, que los artesanos que venden suvenirs en la plaza cívica sean locales, al menos la mayoría, que la operadoras turísticas que captan buen número de viajeros para los diferentes tours, sean propias de la ciudad. De llegarse a lograr esto, estaríamos hablando de un verdadero desarrollo turístico, así como un cambio de la matriz productiva.