En época de pandemia una de las alternativas para realizar turismo es a través de los “Road trip” o viajes por carretera, por primera vez nos aventuramos en un viaje de más de 2.000 km desde Lima hacia el sur del Perú, exactamente hasta el Cusco.
Sin duda disfrutamos cada una de las etapas de nuestro viaje y fue enriquecedor ver cómo superábamos cada “objetivo” o ciudad de nuestro itinerario. Primer día, de Lima hacia Ayacucho, segundo día de viaje de Ayacucho hasta Cusco. Al retorno del Apurimac a Nazca, al segundo día Nazca-Lima.
Con esta historia se muestra que es posible realizar turismo también en época de pandemia, momentos en los que precisamente este sector ha sido el más golpeado y está en nuestras manos contribuir a su reactivación, en esta oportunidad realizar turismo consciente y responsable. Sumado a compartir nuestra experiencia recorriendo en carro unos de los paisajes más lindos del Perú me gustaría impulsar a que tú también lo puedas hacer, aquí o donde residas.
¡Aquí empieza nuestra aventura!
Desde antes de la pandemia mi pareja y yo soñábamos con irnos a hacer una ruta por el Perú y vivir una aventura más sobre cuatro ruedas. Ya en cuarentena, ese encierro de más de cinco meses, fue la gota que derramó el vaso, y en septiembre dijimos, nos vamos en Diciembre, ¡basta de soñar! Con pizarra y plumón en mano, anotamos todo lo que pensábamos que necesitábamos llevar: Llanta de repuesto, herramientas, medicina, enlatados, bolsas de dormir, ropa, en fin nos fuimos preparando de a pocos para la “guerra”.
El gran día llegó, salimos de Lima el día 09 de Diciembre con rumbo a Ayacucho, serían ocho horas de viaje aproximadamente, pero íbamos a nuestro ritmo, disfrutando la ruta y con ansias de conocer. Recorrimos la costa del Perú, hacia el sur hasta Pisco y de allí desviamos, el paisaje iba cambiando, se iba tornando más verde hasta llegar a Puna. Alternando en lluvias, y hasta con granizada, nos acercábamos cada vez más a nuestro primer objetivo; la ciudad de las Iglesias.
Llegamos al hotel, que para esta ocasión era imprescindible que tuviese cochera incluida en la tarifa de alojamiento. Nos instalamos normal. Ya estábamos demasiado hambrientos, así que nos fuimos en búsqueda de abastecimiento, aprovechamos en descansar un rato para luego disponernos a caminar por el centro histórico de la ciudad y disfrutar de su belleza colonial, de su aura de misterio y disfrutar que en el lugar menos pensado puedes encontrarte con una iglesia.
Una de las ventajas de hacer road trip es que puedes disponer en cierta forma de tu tiempo, así que decidimos quedarnos un día más en Ayacucho, en el que aprovechamos para disfrutar de un hermoso atardecer y de las mejores vistas de la ciudad desde el mirador “Acuchimay”; en esta oportunidad decidimos tomar un taxi en vez de conducir, y sí que lo disfrutamos.
Ya al día siguiente y con ganas de quedarnos más tiempo, partimos con rumbo a Cusco, con escala en Abancay, capital del departamento de Apurimac, allí almorzamos lo respectivo; un mixto, Tallarines abanquinos con gallina guisada, rocoto relleno y moraya (papa que ha sido deshidratada bajo el sol, método ancestral). Después de casi 12 horas llegamos a Cusco y aunque la ruta es bastante accidentada le gana lo preciosa, es de esos momentos en los que te sientes insignificante ante la majestuosidad de las montañas pero también privilegiado de poder contemplar y guardar en tu memoria esos paisajes que te dejan sin aliento y solamente con ganas de decir: “Gracias”.
Vista de Abancay desde Taraccasa. Parque recreacional de Taraccasa – Abancay.
Ya en Cusco, una ciudad en la que siento que mi ser se llena de energía y en la que no me canso de recorrer su centro histórico, apreciar sus muros incas y sus callecitas empedradas, estrechas pero llenas de historia, y donde el sincretismo de muchos mundos prima. Hoy es notorio que ha sido una de las ciudades más golpeadas con la pandemia del Covid-19; muchos hostales, restaurantes, centros de artesanías, cerrados, muy poca gente en la plaza en comparación con otras épocas. Sin duda alguna, queda en manos de las autoridades establecer medidas como ya lo han hecho, que incentiven a que más nacionales puedan hacer turismo dentro de su propio país pero de forma responsable, en donde prime la seguridad, el respeto por el otro y su espacio.
Durante nuestra estadía en Cusco aprovechamos en visitar, con todas las medidas de bioseguridad, a nuestra familia, el cañón del Apurimac, el Valle Sagrado y la fortaleza de Ollantaytambo, más imponente que nunca.
Vista del Valle Sagrado de los Incas. Cerro Qoriwayrachina, Apurimac.
Fortaleza de Ollantaytambo. Vista de la Fortaleza de Ollantaytambo.
Llegó el momento más triste, el retorno, después de casi un mes en la región. El plan era salir el primer día hacia Nazca; el segundo día a Ica, Paracas y finalmente llegar a Lima. Salimos de Apurimac hacia Nasca, de madrugada, a las 3am, puesto que informaban que habría una protesta de alrededor de tres días, así que prácticamente huimos. Llevamos comida por si acaso; sin embargo, fue falsa alarma por lo que aprovechamos la vista a la Reserva Nacional de Pampa Galeras y almorzamos con nuestro taper (portacomida), un paisaje desolado, inmenso, que te invita a quedarte; obviamente siempre la basura y nuestros desechos los llevamos con nosotros. Seguimos en ruta, y si el paisaje de ida era geográficamente bastante accidentado, este nos pareció mucho más, curvas de infarto, realmente para conductores muy experimentados y un vehículo en perfectas condiciones; un mínimo error y no contaba esta historia. Pero con todo lo anterior, bellas vistas y un cambio drástico de paisaje, cambiamos de diversos verdes, a toda la paleta de colores cálidos.
Finalmente, ya en la costa, intentábamos acostumbrarnos de pasar de 10° promedio a 31° de temperatura, el bochorno era casi insoportable, pero nada que un buen baño no pudiera quitar. Llegamos a las 2 de la tarde por lo que aprovechamos en almorzar y conocer los sorprendentes acueductos de Cantalloc, datan de los años 200 – 700 D.C. y son muestra del gran ingenio de la cultura Nazca para obtener agua del subsuelo en medio del desierto, también visitamos el sitio arqueológico “Los paredones” el cual fue un centro administrativo construido en adobe, todo muy cerca uno del otro y a los cuales pudimos ingresar pagando un boleto de S/10 equivalentes a menos de 3USD.
Carretera hacia Nazca. Carretera hacia Nazca.
Acueductos de Cantalloc. Sitio arqueológico los Paredones.
Nuestro último día de viaje, salimos hacia Lima e íbamos en búsqueda del mirador “Maria Reiche”; en honor a esa mujer de origen alemán, nacionalizada en el Perú y quien dedicó su vida a investigar acerca de las líneas de Nazca; desde allí se pueden apreciar algunos de los geoglifos; sin embargo, por medidas contra el covid-19 el ingreso ahora está restringido. Pero ves atento puesto en el camino podrás ver diversas imágenes y hacerte más idea de estas maravillas.
Llegamos a Ica en donde realizamos una parada, para desayunar y relajarnos un poco. Luego nos dirigimos hacia Paracas llamado así por las tormentas de arena que se presentan en el desierto que tiene su mismo nombre. Estábamos un poco indecisos si sólo dar una vuelta por la ciudad o si entrar a la reserva. Nos dijimos: “ya estamos aquí, entremos!”; y créanme que fue la mejor decisión. Hermoso paisaje desértico, playas preciosas en las que con el fin de preservar el ecosistema no están permitidos los bañistas y también por restricciones ante la pandemia no está permitido siquiera meter sólo los pies, pero realmente vale la pena; todo está señalizado; allí encontrarás restaurantes y servicios higiénicos.
Playa Roja Playa Roja
Ya en Paracas, nuestro “road trip” llegaba a su fin prácticamente, nos faltaban todavía 3 horas para llegar a Lima. Sin ningún contratiempo lo hicimos, a Dios gracias. Fue en definitiva una forma de viaje diferente, de la que sin duda aprendimos y disfrutamos en gran manera y que obviamente repetiremos.
Si quieres realizar un “road trip”, anímate, no te arrepentirás. Será una forma de contribuir con la reactivación del turismo de tu país de una forma segura. Vive la experiencia, eso sí, ten presente que debes hacer revisar tu vehículo para evitar contratiempos y/o accidentes; si estás cansado(a) lo mejor siempre será buscar un lugar dónde descansar y luego continuar y por último, planifica muy bien el itinerario, afortunadamente tenemos tecnología a la mano que nos ayudará en verificar tiempos y rutas.
Me gustaría saber qué te pareció mi historia y si he omitido algún detalle que te gustaría que te contara. Nos vemos en otra oportunidad para compartir poco más de mis experiencias.