La Ruta del Cid Campeador va de Burgos a Valencia, a lo largo de más de 2,000 kilómetros, y atraviesa ocho de la actuales provincias españolas, cruzando parajes históricos y literarios que aún conservan buena parte de su evocación medieval, en los que se unen hasta ocho Patrimonios de la Humanidad, algunos de los pueblos más bellos de España, grandes espacios naturales y más de 200 castillos y atalayas. Seguir sus huellas hoy es más fácil gracias a una de las más antiguas guías de viaje, nada menos que de comienzos del siglo XIII, el Cantar del Mío Cid.
El Camino del Cid, los lugares en los que estuvo, siempre guerreando, forman hoy uno de los recorridos que aúnan turismo, historia, cultura, arte y gastronomía más atractivos para recorrer buena parte de España.
En la provincia de Guadalajara se encuentran algunos de los lugares de mayor interés y seguramente más desconocidos. El Cid es uno de los personajes más míticos de la cultura y de la literatura española. Pocos personajes han inspirado tantas leyendas como este caballero medieval, valiente, seductor y mercenario que “campeó” por su cuenta, cuando su sentido del honor le llevó a enfrentarse a su propio rey, Alfonso VI, iniciando así su destierro definitivo.
La llamada ruta del exilio en la provincia de Guadalajara, fronteriza con la Comunidad de Madrid, sigue las huellas de Rodrigo Díaz de Vivar en esta región. A lo largo de más de 300 kilómetros, se descubren algunos de los mejores ejemplos del románico rural, en ermitas e iglesias poco transitadas, fortalezas que conservan, o han recuperado, su agresivo aspecto, pequeños pueblos anclados en el tiempo, espectaculares parajes naturales y, por supuesto, gentes cordiales que acogen al viajero con los brazos abiertos.
Los castillos
La ruta medieval por tierras de Guadalajara puede comenzar en el espectacular castillo de Torija. De singular arquitectura, su estado de conservación es magnífico. Permite conocer a fondo una fortaleza medieval anterior al uso de la artillería. Sus altas murallas fueron diseñadas para dificultar la escala de los asaltantes, y sus muros no son muy gruesos. Singular es su gran torre principal, casi independiente del resto, que serviría como reducto de última resistencia.
En el Patio de Armas se encuentra el CITUG (Centro de Interpretación Turística de la Provincia de Guadalajara). El Centro cuenta con un nuevo espacio dedicado a la figura del Cid y otro dedicado al Geoparque de la Comarca de Molina–Alto Tajo. En las plantas superiores de la Torre del Homenaje se encuentra el museo del libro «Viaje a la Alcarria» del premio Nobel español Camilo José Cela.
Más vinculado a Rodrigo Díaz es, sin duda, el castillo de Jadraque, que se conoce apropiadamente como el Castillo del Cid, pues aparece citado en el poema épico el Cantar del Mío Cid. Se alza imponente sobre el valle que abre el curso medio del río Henares. La verdad es que no queda gran cosa, salvo los muros exteriores, pero la vista desde ahí es espectacular. En ocasiones, se celebran allí cenas medievales. No puede abandonarse el lugar sin degustar en alguno de sus restaurantes el cabrito asado al horno de leña con salsa jadraqueña.
A poca distancia se encuentra Atienza y su castillo, apenas reducido a una singular torre sobre una peña, que no cuenta ninguna hazaña del Cid, todo lo contrario, ya que el Campeador y sus mesnadas pasaron sigilosamente de noche por sus alrededores. Sin embargo, Atienza merece una visita detenida por su rico patrimonio, buena parte del cual puede verse en sus tres museos, cifra sorprendente teniendo en cuenta que la villa cuenta con menos de 500 habitantes, y en sus calles, que aún rememoran buena parte de su pasado medieval.
Bajo la silueta del castillo, siempre dominante, el tiempo parece haberse detenido en las empinadas calles, en sus iglesias de origen románico, o en las plazas con soportales, típicamente castellanas. Su casco histórico está declarado Bien de Interés Cultural y en él destacan las iglesias románicas de la Santísima Trinidad, San Bartolomé, San Gil y de Nuestra Señora del Val. En arquitectura civil, destaca la singular Casa del Cordón y el hospital o convento de Santa Ana, además de las numerosas casonas blasonadas del siglo XVI.
Sigüenza, imprescindible
En la zona de la pequeña ciudad de Sigüenza, se sitúa el Parque Natural del Río Dulce, una naturaleza salvaje, donde las águilas imperiales y los lobos son los protagonistas. El Barranco del Río Dulce se abre espectacular sobre un cielo colmado de águilas imperiales y perdiceras, buitres, halcones peregrinos y alimoches. Una visita imprescindible.
Apartándose de nuevo de la ruta histórica del Cid, hay que acercarse a Sigüenza, hermosa ciudad cuyo excelso patrimonio arquitectónico fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965. El castillo (s. VIII) –actualmente Parador de Turismo–, la catedral y la Plaza Mayor son los tres puntos de obligada visita de la ciudad, si bien las calles de Sigüenza están repletas de edificios civiles y religiosos de gran belleza.
Siguënza tiene aspectos tanto renacentistas como barrocos (como su renacentista y bellísima Plaza Mayor), teniendo numerosos puntos de interés como la Casa del Doncel, entre muchos otros. La catedral, iniciada en 1130, es románica, aunque se desarrolló después siguiendo los cánones del gótico. Su aspecto exterior es el de una fortaleza medieval con torres y pórtico románicos y un impresionante rosetón.
Alberga en su interior el sepulcro de Martín Vázquez de Arce, conocido como El Doncel de Sigüenza, espectacular sepultura de finales del siglo XV y, probablemente, la única en la que el muerto tiene los ojos abiertos y está leyendo un libro, un buen homenaje a la lectura y a ese objeto en vías de desaparición. Destaca una importantísima colección de arte entre la que se encuentra una Anunciación de El Greco o la Inmaculada de Zurbarán.
Sigüenza es, además, un lugar para tomar el aperitivo en sus terrazas, como el Fino Seguntino, elaborado con gaseosa (a ser posible de la marca Segontia), vermú rojo (a ser posible de Reus, como el original) y un toque de espuma o fuerza de la cerveza. Y, para los más gourmets, Sigüenza cuenta con un magnífico restaurante con estrella Michelin, se trata de El Doncel, de los hermanos Enrique y Eduardo Pérez.
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