¿Por qué el turismo parece ser el blanco de los últimos ataques terroristas en Europa?
Existen diferentes explicaciones al respecto, pero la más convincente a mi entender sugiere que el turismo es una institución muy importante para Occidente pues se validan muchas cosas. La recreación funciona de manera similar al sueño, revitalizando las frustraciones diarias y reforzando la confianza social. Atacar turistas no sólo genera gran inestabilidad política sino que pone al estado anfitrión en una condición vulnerable frente a otros estados los cuales reclaman a sus víctimas.
¿Por qué las medidas de seguridad no son suficientes en este tipo de ataques?
En realidad no es que no sean suficientes, lo son, el problema es el contexto en el cual suceden. A diferencia de otras décadas y de grupos clásicos como ETA o IRA, los blancos se correspondían con personalidades importantes, actores, políticos, o jefes de policía. Por el contrario, el 11 de Septiembre ha inaugurado una nueva forma de hacer terrorismo donde lo que se utiliza como armas, son los medios masivos de transporte. El turismo, como parte inherente del ocio, requiere de una flexibilización de las normas orientadas al control. Relajarse es apartarse de la rutina, y por ende, los mecanismos de vigilancia deben ceder. Para el terrorista, la ecuación es perfecta porque a menor costo genera un impacto mediático terrible que afecta de lleno en la credibilidad del estado, la cual se sustenta en su autoridad para proteger a sus ciudadanos. Con poco, se puede generar mucho daño.
Siguiendo este argumento, ¿Por qué turistas?
Todos nosotros somos potenciales y turistas reales. El hecho de asesinar gente inocente en un espacio público sugiere dos asuntos importantes. La primera es que cualquiera de nosotros podemos ser potenciales víctimas, hecho por el cual el grado de terror se eleva exponencialmente. Segundo, el mensaje del terrorismo parece claro a grandes rasgos, nadie estará seguro nunca más y en ningún lado.
¿Qué se puede hacer en los últimos años al respecto para salvaguardar a la industria turística?
El terrorista, además de radicalizar su odio hacia objetivos abstractos como el turismo, Occidente, el capitalismo etc, no conoce a las víctimas que asesina o daña. Simplemente lo hace porque de esa forma se produce un mensaje semiótico y comunicativo específico. Por ese motivo, el terrorista necesita comunicar el evento no sólo para ser recordado sino venerado por otros. Los terroristas no quieren a todo el mundo muerto, sino a todo el mundo mirando atentamente. En este sentido, se ha avanzado mucho en el control de las redes sociales pues a muchos de estos eventos les antecede una carta de despedida, una leyenda en las redes, o simplemente un video. En los años próximos, el terrorismo mundial junto a la turisto-fobia –aun cuando por diferentes motivos- serán temas muy importantes a tratar. En parte porque los jihadistas afectan la credibilidad de los lazos sociales afectando no sólo la confianza, sino la base cultural angular de la civilización occidental, la hospitalidad.