¿Qué es el Turismo Cultural?

Sin la cultura no se explica el turismo1. Ésta breve pero poderosa aseveración permite reafirmar el por qué el turismo cultural desde el inicio de la historia de la industria ha sido la segunda razón de peso para motivar y ser la razón principal de realizar un viaje. El comercio fue la primera causa de “trasladarse a otras regiones, incluso descubrir nuevos mundos”. Es entonces una de las clasificaciones más antiguas y la de mayor práctica entre los turistas.

La Organización Mundial del Turismo (OMT)2 señala al turismo cultural como un movimiento de personas esencialmente por una motivación cultural, tal como el viaje de estudios, representaciones artísticas, festivales u otros eventos culturales, visitas a lugares y monumentos, folklore, arte o peregrinación.

Por su parte, la Secretaría de Turismo de México (SECTUR) define al turismo cultural como aquel viaje turístico cuya motivaciones son conocer, comprender y disfrutar el conjunto de rasgos y elementos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social de un destino turístico específico.

La principal ventaja para disfrutar del tipo de turismo, es la cualidad de su atemporalidad.

Razones para practicar turismo cultural

En la actualidad, aún se están presentado una serie de razones3 que han aumentado la demanda del turismo cultural en el mundo, destacando como punto de inicio Europa.

  1. Mayores niveles de educación a nivel mundial, que provocan un aumento general del interés por la cultura.
  2. Envejecimiento de la población (principalmente en Europa y Norteamérica), que genera mayor demanda de productos y experiencias culturales.
  3. Nuevos flujos turísticos de mercados emergentes (como China, Rusia o India) que quieren ver los principales recursos culturales de los destinos que visitan.
  4. Desarrollo de industrias culturales y un crecimiento en la oferta de actividades y recursos culturales.
  5. Proyectos de regeneración urbanística que han convertido edificios antiguos (antes sin uso turístico) en centros y espacios culturales.
  6. Auge de Internet que ha facilitado el consumo de turismo cultural.
  7. Mayor promoción por parte de las grandes instituciones culturales, que antes veían su rol limitado sólo a la conservación del patrimonio y ahora ven en la difusión y la explotación turística, una de sus principales obligaciones.
  8. Por otro lado, en la última década, la oferta de equipamientos culturales se ha duplicado en Europa y Estados Unidos.

¿Cómo es el turista cultural?

El turista que busca alternativas diferentes para elegir su destino con base a la oferta del turismo cultural, forma parte de una clientela curiosa por naturaleza, ávida de conocimientos, buscando entender el trasfondo de los elementos mostrados, de maravillarse del todo y sorprenderse con cada detalle, y es justo en este turismo que busca las señales de identidad y exalta lo autóctono, inmerso en un sentimiento nostálgico; por lo tanto, la pregunta es: ¿Cómo hacer exótico lo familiar?4

La tendencia que el turismo cultural está marcando es global, y no se trata de nada nuevo, simplemente se están revitalizando los clásicos y tradicionales espacios culturales o bien rescatando espacios ignorados o subestimados como recursos turísticos: en ambas situaciones, lo que se persigue es cautivar, entretener y fascinar mediante vivencias que conectan con el viajero en el escenario de un destino vivencial5 que dejará en él una experiencia memorable, ya que habrá participado en la cultura de ese destino, lo que permitirá comprobar que estuvo allí.

¿Cómo crear un destino cultural?

El punto de partida se basa en la observación. Observar con atención la localidad, revisar con detalle los recursos existentes y dejar fluir la creatividad para diseñar un nuevo producto turístico que se sume a la oferta de destino.

No es necesario pensar en grandes inversiones para desarrollarlo; por una parte, la propuesta se puede derivar en darle una “sacudida” con una actividad a lo que se esté presentando en el museo de la ciudad, en la parroquia, en la zona arqueológica sin importar su dimensión -lo que cuenta es el vestigio de una civilización-, el observatorio, en la plaza principal, en el mirador, en una casona antigua, en el casco de una exhacienda, en la tienda de los dulces típicos, etc.; el fin es involucrar al turista en la cultura local y crearle experiencias sensoriales inolvidables.

Y por el otro lado de la moneda, consiste también en darle vida a esos espacios u objetos ignorados o subestimados como recursos turísticos, darles una historia, iluminarlos con el misticismo de una leyenda, bañarlos con la luz del romanticismo de un amor imposible o bien de un amor que triunfó, situarlos incluso en una parte de la historia de México o de algún acontecimiento relevante para la comunidad. Posibilidades existen y muchas, es factible incluso utilizar algunos acontecimientos de la ciudad poco agradables o desfavorables, pero que gracias a la “curiosidad” del turista, se venderán.

Hacer lo anterior no es imposible; es suficiente con indagar en los archivos de la ciudad o “crear” lo que en realidad no existió, y no es mentir, ni es tampoco burlarse del turista – debemos recordar que ningún turista camina con un libro de historia para comprobar si es cierto o no-, es simplemente crear un nuevo producto turístico, porque al final lo que importa es que la economía local circule, que los turistas pernocten una noche más, que disfruten de los sabores de la gastronomía a diversas horas, que se lleven el tradicional souvenir, y que en cada foto muestren la ciudad que visitaron, la ciudad en la que disfrutaron experiencias y de la que se fueron muy felices.

Bibliografía


  • [1] SECTUR/CESTUR. (2003). El turismo cultural en México. México, D.F. Diseño y producción: Spacio. Recuperado de http://www.cultura.gob.mx/turismocultural/documentos/pdf/Resumen_Ejecutivo.pdf
  • [2] Santana Talavera, Agustín. (2003). Turismo cultural, culturas turísticas. España. Horizontes antropológicos. Recuperado de http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0104-71832003000200003
  • [3] García López, Raúl. (Marzo 8, 2016). Evolución y tendencias del turismo cultural. España. Aprende de Turismo. Recuperado de https://www.aprendedeturismo.org/evolucion-y-tendencias-del-turismo-cultural/
  • [4] Santana Talavera, Agustín. (2003). Turismo cultural, culturas turísticas. España. Horizontes antropológicos. Recuperado de http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0104-71832003000200003
  • [5] Sánchez, Carlos (2017). Los 5 pasos del turismo experiencial.  LID Empresa Editorial.
MGET. Adriana Fabiola Cantú Moya: Actual docente en la Facultad de Ciencias Políticas, UANL; Universidad CNCI Virtual, Instituto Regiomontano de Hotelería; y Universidad Autónoma de Durango & Escuela de Gestión en Administración Turística. "El turismo nace en el corazón, y debe de diseñarse con pasión, pero venderse con el cabeza."
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