«Turismo de Etiquetas»

¿Turismo de Etiquetas? ¿En serio? Suena confuso al principio, pero si lo piensas bien, te darás cuenta que es totalmente acertado y real.

Podríamos definir al turismo de etiquetas como aquella actividad que consiste en la presunción de algún sitio que es visitado, es decir, al momento en que nosotros compartimos en redes sociales fotografías, videos, actividades y demás con nuestra ubicación, estamos haciendo turismo de etiqueta; ejemplo:

Supongamos que yo voy a la Ciudad de México a pasar un fin de semana, y en los días que paso por allá me la llevo etiquetando los sitios que he estado visitando; podría ser que visito el Ángel de la Independencia, el Palacio de Bellas Artes, comí en el restaurante de la torre latinoamericana, fui al centro comercial de la colonia la condesa, estuve en la basílica de Guadalupe, visité Xochimilco y Teotihuacán y también subí al mirador del monumento a la revolución; a todo este conjunto de actividades es que llamamos turismo de etiquetas, por el simple hecho de etiquetar con nuestra ubicación todo lo que hacemos y en dónde lo hacemos.

Este fenómeno no es nada nuevo, ya que desde que el programa de pueblos mágicos (ahora ya inexistente), se planeó la estrategia de las ya tan conocidas «letras monumentales» en cada pueblo mágico con su respectivo nombre, estrategia que buscaba que el pueblo se hiciera cada vez más conocido, demás está decir que fue un éxito; fue tanto que no sólo funcionó, sino que hasta contagió a otros a hacer lo mismo, pero a una escala menor. Tenemos los ejemplos de pueblos que no fueron mágicos, de restaurantes, de bares y hasta de centros universitarios que utilizaron esta acción para hacerse más conocidos y que todo mundo quisiera tomarse una foto en las letras.

Es asombroso que lo primero que pregunten los turistas al llegar a algún destino sea: ¿Dónde están las letras? De verdad que nos hemos convertido en una sociedad tan apegada a las redes sociales que TODO lo queremos compartir con el mundo entero, sea quien sea, no importa si no los conocemos. Si voy a algún destino tengo que publicar en Facebook que voy viajando a tal lado, o si estoy realizando una actividad tengo que subir un video a Instagram Stories con la etiqueta del lugar en el que estamos, acompañado de un #hashtag, ¿Por qué siempre tenemos que etiquetar nuestra ubicación? Ya sean restaurantes, antros, centros turísticos, playas y demás.

Primero, comenzamos fotografiando las letras de los pueblos mágicos, donde se dio el origen de esta táctica; pero después surgen en destinos internacionales como lo es Cancún, Puerto Vallarta, Los Cabos, Tulum, Xcaret, CDMX y muchos más. Después, continuamos con expandir esta tendencia a restaurantes, bares y cafeterías, tales como Starbucks, un California Pizza Kitchen y La Santa, son ejemplos perfectos que muchos conocemos e incluso visitamos. Pero la cosa no acaba ahí, este fenómeno se ha ido representando de diferentes maneras, esta tendencia con el tiempo ha ido ganando terreno y se ha diversificado, acciones como fotografiar la comida que estamos a punto de degustar, grabar videos haciendo equis actividad, utilizar hashtags con alguna frase típica como #YOLO, compartir cada cosa que pensamos y hacemos en los estados de WhatsApp y hasta preguntar o responder encuestas en las historias de Instagram son sólo algunos ejemplos de ello.

Y ustedes pensarán… ¿Tiene algo de malo todo esto? Sí y no. Por un lado, por supuesto que está genial que disfrutemos nuestros paseos y presumamos todos los sitios que visitamos, claro, ¿por qué no? No es un delito ni mucho menos hacemos daño alguno; pero por otro lado, nos estamos perdiendo la esencia de los viajes y experiencias que genera el turismo: el de disfrutar el momento.

¿Quién quisiera grabar un atardecer en Cancún y compartirlo en sus redes sociales? Exacto, todos quieren hacerlo, pero… ¿y el momento? ¿La sensación? ¿Lo disfrutarías?. Probablemente no tengas otra oportunidad de ver algo similar en mucho tiempo, ¿Cambiarías ese momento tan único por mirar por medio de la pantalla de tu móvil? Y así hay miles de ejemplos que podría utilizar que cotidianamente hacemos.

La invitación es esa, ¡VIVE EL MOMENTO! que vida solo hay una, momentos como un atardecer, una buena comida, la compañía o las experiencias que vivimos difícilmente se vuelven a repetir.

Ulises Aguilera: "Lo único que se interpone entre tú y tu objetivo es la historia que te sigues contando del por qué no puedes lograrlo" - Jordan Belfort.
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