Las nuevas tendencias del turismo promueven el desarrollo de actividades innovadoras y favorecen las experiencias personalizadas, destinadas a aquellos turistas que quieren evadir las prácticas tradicionales.
El turismo convencional se caracteriza por su temporalidad y actividades masivas realizadas en destinos posicionados, las cuales pueden producir mayores perjuicios en el destino receptor.
En contraposición, surge el turismo alternativo, fundamentalmente comprometido con la sostenibilidad ambiental y social. En el cual, los turistas que participan de esta categoría pueden disfrutar de destinos, sitios y actividades donde existe mayor exclusividad.
La tipología de turismo mencionada anteriormente engloba diversas modalidades, una de ellas, es el turismo esotérico. Es difícil delimitar y acordar sobre un concepto homogéneo, ya que entra en discusión si es parte del turismo místico, si engloba el turismo energético y/o qué prácticas se realizan. Sin embargo, existe concordancia que el objetivo del turismo esotérico es brindar una vivencia íntegramente espiritual a los turistas.
La espiritualidad es un eje central en la práctica de esta modalidad, ya que es uno de los principales motivos por los cuales los turistas realizan este turismo. La búsqueda personal de vivencias alternas a las prácticas religiosas institucionalizadas produce que estas variantes sean opciones novedosas para el encuentro con el espiritualismo.
El turismo esotérico propone experiencias sensoriales centradas en las emociones, la búsqueda de la armonía con el bienestar físico y mental. Sin dejar de lado el protagonismo que tiene la naturaleza y el entorno donde se realiza.
El atractivo principal es poder vivenciar el misticismo y espiritualismo a través de conocimientos sobre leyendas, mitos, tradiciones y costumbres paganas que se realizan en el destino y tienen una estrecha relación con la comunidad local.
Así también, el acercamiento a temas históricamente enigmáticos, como hechos paranormales, cósmicos o relacionados con la existencia extraterrestre, son trascendentes para el ejercicio de esta tipología.
De acuerdo con lo mencionado, la autora Telias concluye que el turismo esotérico se define como “nuevas formas de realizar un viaje, en el que el visitante vuelca su interés en los ritos de los pueblos, las tradiciones espirituales y las leyendas milenarias, además de disfrutar un hermoso paisaje que armoniza con el espiritualismo del lugar”1.
Las prácticas que abarcan esta variante incluyen meditación, rituales, danzas, avistamiento de OVNIS, experiencias nocturnas, entre otras. Todas ellas suelen estar acompañadas de profesionales o personas a las que se les reconoce su sabiduría en la temática a abordar.
En América Latina, el desempeño de esta modalidad se encuentra extendido y se lleva a cabo en diferentes localidades que poseen un grande reconocimiento por sus cualidades místicas. Se destaca, la Puerta del Sol en Bolivia, Machu Picchu en Perú y Tepoztlán en México.
Particularmente en Argentina, desde la década de los 80, el Cerro Uritorco es reconocido como la capital argentina del turismo esotérico.
En conclusión, existe una gran variedad de actividades para reflexionar sobre esta práctica moderna que invita al encuentro íntimo con nuestra espiritualidad.
Referencias
- Telias, Vanesa Raquel. Diagnóstico estratégico del turismo esotérico y místico. En Capilla del Monte para su desarrollo sustentable. Universidad Abierta Interamericana, 2010, http://imgbiblio.vaneduc.edu.ar/fulltext/files/TC096768.pdf