qué-es-el-turismo-espiritual

De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 50 por ciento de la población mundial vive en centros urbanos que se distinguen por problemas como la contaminación, el tráfico, y la mala alimentación, situación que ha comenzado a impactar negativamente en la salud de sus habitantes.

Como resultado, durante los últimos años ha surgido una diversa oferta de experiencias turísticas que buscan romper con esta dinámica y proveer a los habitantes de las ciudades de un escape temporal en un entorno distinto.

A su vez, el boom que atraviesan prácticas como el yoga, la meditación, el vegetarianismo y las distintas formas de terapia alternativa, spas, aguas termales, baños tradicionales, y temazcales, es evidencia de la creciente demanda de productos y experiencias que incrementen los niveles de bienestar y salud.

Destinos como Tulum en el caribe mexicano, han generado una extensa oferta de centros de yoga y meditación, spas, temazcales, y centros de salud holística (la medicina holística considera que cuerpo, mente y espíritu son inseparables y deben tratarse de manera conjunta), de la misma manera, algunas agencias internacionales de viaje como Tripaneer y Spiritual Retreats se especializan en la oferta de retiros de meditación, yoga y gastronomía saludable.

La reapropiación de estas prácticas procedentes de tradiciones filosóficas y religiosas de oriente y Mesoamérica como el budismo, el hinduismo, o el indigenismo prehispánico, tiene su origen en los movimientos sociales que surgieron como respuesta a las problemáticas de la industrialización, por ejemplo, el movimiento hippie-new age surgido en San Francisco y Silicon Valley durante los años sesentas como respuesta a la depredación ecológica y la guerra de Vietnam, el cual promovió el ambientalismo, la espiritualidad y la exploración de los estados alterados de conciencia como medio para contrarrestar los efectos nocivos de la industrialización.

Gradualmente, estas prácticas han sido incorporadas al estilo de vida del mundo moderno, lo que ha propiciado el florecimiento de una extensa industria internacional de salud holística y naturismo.

Gracias a este creciente interés por las prácticas físico-espirituales de tradiciones antiguas, destinos como la India, Myanmar, Laos, Camboya, Indonesia, Tailandia, Nepal, Vietnam, o el Tíbet, han incrementado considerablemente sus cifras de visitantes durante los últimos años.

De la misma manera, una forma similar de turismo místico-espiritual ha comenzado a tomar fuerza en comunidades indígenas y rurales de América Latina y México como Real de Catorce y la Reserva Natural de Wirikuta, en San Luis Potosí, en donde a través de organizaciones como Casa Shikoba, los turistas participan en peregrinaciones religiosas y ceremonias rituales de consumo de plantas visionarias vinculadas al chamanismo Wixárika.

En Sudamérica, localidades como Iquitos o Cusco en Perú, se han convertido en  destinos internacionales de turismo de Ayahuasca, una nueva industria regional que ha propiciado una serie de transformaciones en la cultura y el estilo de vida de las comunidades receptoras. (La Ayahuasca es una bebida tradicional consumida por algunos grupos indígenas del Amazonas que produce intensas experiencias psicológicas. Actualmente está siendo investigada como potencial herramienta psicoterapéutica.)

Es así como durante los últimos años han surgido innovadores productos de turismo espiritual y de salud alternativa que buscan aprovechar estas tendencias emergentes, las cuales ya han sido reconocidas por la Organización Mundial del Turismo (OMT), organismo que durante el año 2013 organizó en Vietnam la primera Conferencia Internacional: Turismo Espiritual para el Desarrollo Sustentable, en la cual se reconoció la importancia del turismo espiritual como medio para alcanzar el desarrollo sustentable y la preservación del patrimonio natural y cultural.

Notas relacionadas: 

Los impactos del turismo espiritual han causado grandes discrepancias entre académicos y especialistas, quienes se debaten entre sus beneficios socioeconómicos y sus repercusiones en el estilo de vida, la cultura y el medio ambiente de las localidades receptoras.

Estas formas emergentes de turismo alternativo continuarán propagándose durante los próximos años, y sus efectos tendrán que analizarse desde diferentes perspectivas disciplinarias para comprenderse y gestionarse en favor de las poblaciones locales y la protección del patrimonio de sus comunidades.

Si te interesa conocer más del tema te recomendamos esta ponencia del investigador y documentalista Jerónimo Mazarrasa.

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Por Diego Hannon Ovies

Turismólogo. Apasionado de la investigación multidisciplinaria del turismo. Maestro en desarrollo local y territorio por la Universidad de Guadalajara. Participé en los programas Working Holiday Visa de Canadá y Nueva Zelanda.

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