Reza frecuentemente una expresión social afirmando que México es un país hospitalario que abre las puertas a la gente que viene a alojarse en él, y es que con la frase “tu casa es mi casa”, los mexicanos hacemos alarde al cobijo que damos a los visitantes o a quienes llegan a internarse en nuestro país.
Y así lo pude constatar en el recorrido que realicé en una visita de inspección a las maravillosas Bahías de Huatulco en el bello Estado de Oaxaca, México, cuando en la plazuela de una de sus ya famosas playas circulaban con gran peculiaridad diferentes ofertantes, tanto de artesanías, como de gastronomía típica o de algún souvenir, entregando así una convincente prédica de los atributos de cada producto o servicio esperanzados a ser adquiridos por algún turista o visitante; mientras a lo lejos se escuchaba el canto singular, no muy característico ni propio de los mexicanos, invitando a comprar unas oportunas paletas de hielo para mitigar la sed proveniente de las altas temperaturas propias del destino, y es que nada hubiera sido extraordinario si al escuchar el tono característico que un extranjero evidencía al intentar hablar nuestro rico y complejo idioma: «paaaletaass», «paaaletaass», frases cantadas con un distintivo intento de hablar un español americanizado haciendo a los presentes averiguar al creador de tal impacto y sí, en efecto, se trataba de un extranjero manejando a pie un típico carrito de paletas de hielo de fruta natural… y es que a decir verdad, la combinación entre la hospitalidad, aunado a las características naturales y culturales propias del destino lograron enamorar al extranjero decidiendo quedarse como vecino del bello Puerto, emprendiendo en primera instancia con un carrito de paletas de hielo que con el acento peculiar del sujeto en cuestión y las ganas de moderar la sed de los ahí asistentes, logró generar un ingreso económico adecuado para seguir construyendo su futuro en dicho destino…
Y así como ésta y otras historias más, es que la actividad turística es generadora de empleos y generadora de cambios en las formas de vida de los residentes de los lugares turísticos, así se indicó atinadamente en el marco del pasado Día Mundial del Turismo, en el cual el tema central de este año es «Turismo para un crecimiento Inclusivo» propósito para crear oportunidades de trabajo para millones de personas en todo el mundo, teniendo la oportunidad especial de desarrollar una mejor calidad de vida para la población local en cualquiera de sus formas: ya sea en turismo rural, cinegético o de observación de flora y fauna, por mencionar algunas que generan ingresos adicionales y extraordinarios a la comunidad en donde se realiza.
De esta manera, si concebimos al sector turístico como agente generador de cambio y concientización para lograr el desarrollo sostenible deseado, fomentando la preservación de los recursos naturales y culturales mediante acciones tendientes al cuidado de los mismos, así como concebir al turismo como un eje rector para la no discriminación tanto de género como de capacidades motrices y físicas, encaminando esfuerzos para la inclusión laboral, social, emprendedora, de cooperación y demás formas que den pie a una mejor condición social de la comunidad anfitriona favoreciendo la creación y promoción de nuevos productos turísticos alternos que involucren a los residentes y lugareños en la promoción de ellos, estaremos cerca de conseguir alguno de los objetivos del turismo, a decir, generar mejores condiciones de vida para quienes vivan de la gran familia que es la actividad turística.
De esta forma y con el lema que la Organización Mundial del Turismo (OMT) asignó a este año: «Turismo para un crecimiento inclusivo», debemos apostar por visitar y promocionar también aquellos atractivos turísticos alternativos generadores de cambios sociales y económicos para la comunidad, que ofrecen cada uno a su estilo una asombrosa hospitalidad que solo el mexicano puede dar