Abrumados por la rutina y el caos con el que se vive a diario en la Ciudad de México, quienes viven, trabajan o estudian en esta entidad no tienen reparo en aprovechar la más mínima oportunidad para escaparse del estrés que pareciera ser parte de todos aquellos que coexistimos acá.
Por diversas cuestiones, los capitalinos buscan descanso en lugares cercanos a la Ciudad, puesto que esto les representa ahorro en tiempo y dinero, en especial si el objetivo es la relajación en un fin de semana o los ya conocidos y establecidos “puentes”. Destinos localizados en Hidalgo, el Estado de México, Querétaro, Puebla, Morelos son los favoritos. Frases como “alejarse del bullicio”, “desestresarse” o el famoso “escaparate”, son utilizadas como preámbulo para un viaje recreativo entre los “chilangos”.
Sin embargo, aunque parezca increíble, existen lugares dentro de la Ciudad de México con interesante historia y atractivos que bien podrían cumplir con la función entretener y proporcionar espacios para desahogar tensiones. Concentradas en 3 delegaciones de las 16 que conforman la capital, se puede contar los elementos necesarios para desarrollar y disfrutar del turismo rural: se trata de las delegaciones Tláhuac, Milpa Alta y Xochimilco, que a su vez forman parte de la llamada “zona rural” de la Ciudad de México.
Aunque para muchos el término correcto para definir los núcleos urbanos en estas 3 demarcaciones es el de colonia, para los habitantes no dejan de ser pueblos, reconocidos por registrar celebraciones de fiestas patronales con un arraigo que les otorga valor agregado, tales y como las que se disfrutan en distintos puntos de la República Mexicana.
Las zonas chinamperas en Tláhuac y Xochimilco, las cuales forman parte del polígono catalogado como Patrimonio Mundial por la UNESCO, las festividades tradicionales de San Andrés Mixquic o la cada vez más conocida Feria de la Nieve, en Tláhuac, las agroindustrias de nopal, amaranto y mole que existen en Milpa Alta, acompañados de paisajes naturales que recuerdan a otras regiones rurales del país alejadas de la capital, son algunos de los ejemplos que no tienen desperdicio y son dignos de visitar. Cada vez hay más interés en esta zona de la Ciudad de México, inclusive se habla de inversiones y apoyos que funcionen como revulsivos económicos, que detonen el turismo y otras actividades que se encuentran estrechamente ligadas a este.
Asimismo, quienes prestan servicios de carácter turístico en la región, han homologado esfuerzos con el fin de crear asociaciones que fomenten el turismo rural y a su vez la cultura de los pueblos que integran estas delegaciones, mediante la búsqueda de apoyos institucionales que los asistan en la creación y diseño de rutas turísticas y centros de ecoturismo, tales como: la “Ruta de la vida y la muerte” en Tláhuac o el “Centro Ecoturístico Xochicalli” en Xochimilco. Sin olvidar la organización de ferias y muestras gastronómicas/artesanales que buscan promover los productos típicos elaborados por la gente local.
Si bien es cierto que aún se tiene que trabajar en capacitaciones y mejoramiento de la infraestructura turística y de accesibilidad para arribar a esta zona, hay que destacar que existe disposición en favor de lograr una vocación turística por parte de la población.
Considerando que la Ciudad de México es el destino más visitado por turistas a nivel nacional, es fundamental señalar que las estrategias son prioridad para distribuir de mejor manera a los visitantes, logrando que conozcan la zona rural, y disfruten de la oferta que se presenta hoy, con áreas de oportunidad, es cierto, empero con un potencial que sigue a la espera mayor confianza.