El turismo ha sufrido un proceso adaptativo a lo largo de su joven historia, pues aunque hay evidencia de la práctica de esta actividad desde los griegos, fue a finales del siglo XIX, llamado siglo de la industrialización y principios del siglo XX, cuando tomó forma de una actividad económica de alta importancia y concurrencia, gracias a los avances industriales como el ferrocarril que facilitaron los traslados de un lugar a otro.
Ya entrado el siglo XX, el turismo forjó una de sus caras más conocidas, el turismo de sol y playa que encontró en tierras americanas una plataforma ideal, catapultando destinos como Acapulco en México entre otros, que hicieron toda una revolución en la década de los 50´s. Este hecho produjo un deterioro de grandes escalas en dichos destinos, pues la actividad turística tenía una visión muy limitada sobre el cuidado del ambiente y de la población local, todo ese liderazgo turístico no se aprovechó y por consecuente se perdió.
En los años 60´s España vivió una de sus épocas doradas en el sector turismo que marcó el comienzo del liderazgo de tendencias enfocadas al turismo por parte del continente europeo que venía de un proceso de reconstrucción social después de la segunda guerra mundial y fue en ese momento en que el turismo comenzó a llamar la atención de los investigadores de las ciencias sociales, lo que humanizó al turismo y lo hizo más consciente de todos los impactos naturales y sociales que generaba.
De ser una actividad superficial y carente de valores humanos, el turismo comenzó a acoplarse a todos los cambios sociales con razón ambiental que se empezaban a desdoblar por el viejo continente, de entre los cuales surge el popular “turismo rural”; a costa de este hecho, en América Latina florecieron proyectos de turismo rural imitando a los proyectos exitosos de Europa en países como Holanda, pero ¿será que también se puede realizar turismo rural en américa latina?
Primero es importante analizar el concepto de ruralidad tanto en América como en Europa, lo rural en nuestra región está cargado de una serie de etiquetas que tienen su origen en la colonización, lo rural tiene una relación estrecha con lo indígena que para muchos latinos es similar a lo pobre, lo menos desarrollado, a lo que no gusta, con un sinfín de prejuicios. Justamente este detalle es lo que no hace factible el turismo rural en América Latina, sin dejar a un lado que la ruralidad latinoamericana tiene un atraso económico muy importante que la restringe de un desarrollo uniforme y próspero que facilite la creación de proyectos de turismo rural.
En Europa la ruralidad es un concepto que está en otro nivel, en la mayoría del bloque fuerte (Unión Europa) el turismo rural encuentra una valoración muy especial por su vínculo humano y natural, el europeo encuentra en la ruralidad un crecimiento humano que es difícil que el latino encuentre debido a su realidad social porque el latinoamericano después de trabajar horas y horas por un sueldo bajo, en muchas ocasiones no puede disfrutar de vacaciones y cuando sí lo puede, lo que quiere es descansar en la playa sin tener que someterse a las actividades que la ruralidad ofrece, por eso el mercado de este tipo de turismo no es regional en América, viene de Europa en su mayoría.
Aunque países como Chile, México, Costa Rica, Perú entre otros han desarrollado proyectos de turismo rural, es necesario mencionar que el desarrollo de este, no es uniforme y tiene como origen la gobernanza que han comenzado a tener las comunidades rurales en América Latina, misma que es el resultado de la falta de apoyo por parte del sector gubernamental para el campo, lo que obliga a las comunidades a organizarse de manera independiente para crear sus propios proyectos de turismo enfocado en sus actividades primarias y aprovechando sus recursos naturales y culturales, entonces si esto no es turismo rural ¿qué es?
El turismo comunitario es la versión latinoamericana del turismo rural, aprovechando las características sociales y culturales de la región que es posible encontrar en las comunidades, maximizando el aprovechamiento de sus recursos de una forma sostenible y eficiente, que invita al turista a encontrar una serie de actividades extraordinarias con un sentido humano único, este tipo de turismo emergente que se adapta a las comunidades, no las modifica, es una actividad económica que año con año toma más fuerza en las comunidades. También es necesario comentar que el turismo está sufriendo una categorización exagerada, si se busca en la web “turismo rural en México” por ejemplo, vamos a encontrar un sin fin de resultados equívocos promocionales de este turismo, los cuales tienen que ver con ecoturismo, turismo verde, turismo ecológico, turismo de aventura, que sólo hacen una combinación errónea de tipos de turismo que confunde al que no sabe distinguirlos; son parecidos pero su finalidad es diferente, no todo lo relacionado con naturaleza y campo puede ser llamado turismo rural, entre lo rural como concepto turístico y lo comunitario existen diferencias importantes que no se pueden ignorar si nuestro enfoque es América Latina.