Turismo y racismo

Racismo: «ideología que defiende la superioridad de una raza frente a las demás y la necesidad de mantenerla aislada o separada del resto dentro de una comunidad o un país.«

Antes de comenzar a leer mi columna, entra a Google y busca “Familia feliz en la playa” en imágenes. Los resultados te darán la primera idea sobre la relación que tienen estas palabras. El turismo siempre ha estado lleno de racismo, pero quizá no lo habíamos visto, o no queríamos hacerlo.

En las últimas semanas, el racismo ha sido expuesto de manera brutal a nivel global. Basta ver el rechazo a las comunidades orientales asentadas por el planeta, los ataques a pequeños grupos religiosos y el reciente asesinato de George Floyd en USA. 

Todos esos sucesos tienen un trasfondo inhumano y visceral, y radica justamente en el miedo que tenemos a todo aquello que genera conflicto en lo que percibimos como “normal y correcto”.

En lo que respecta al turismo, el racismo existe de muchas formas. Por ejemplo, en la manera que las etnias son tratadas, a veces como bichos raros y fotografiables, a veces como una molestia que mancha las calles y malecones. Apenas ayer realicé una encuesta en Instagram sobre el racismo en el turismo, y la mayoría comentó justo eso: sobre el rechazo que los indígenas reciben en los destinos turísticos, particularmente en México. Destinos que, por cierto, fueron poblados por sus ancestros y de los cuáles fueron desplazados para cimentar hoteles y atracciones que invadieron su flora y fauna y, naturalmente, destruyeron su cultura.

Dice mi amigo Francisco: “No basta con sentarnos y hablar de turismo, debemos ir más allá y pensar el turismo”. Y justo de eso se trata esta nueva etapa. De pensar en lo que representa el turismo, y cuánto daño le ha hecho el racismo. Aquellos que nos apasionamos por esto, sabemos lo importante de viajar, de conocer otras culturas, probar otros alimentos y escuchar las historias de los anfitriones. Se trata de asimilar otras costumbres, entenderlas y apreciarlas. Se trata de ver el mundo como fue, como es y como ha sido transformado. 

Existen más casos. Discriminación en aeropuertos, citas de trabajo, colocación de puestos directivos (que también tienen que ver con el sexismo, pero eso merece una columna extra) y cargos públicos en las distintas oficinas que se encargan de promover el sector.

Hemos permitido que el racismo entre a lo más profundo del turismo. Refiriendo al inicio de este texto, lo vemos desde la publicidad. Hemos adoptado ciertos estándares para promover nuestros productos, olvidando la hermosa definición que le dan los rostros locales. Y esto ha repercutido en muchas formas de hacer las cosas en esto que algunos también llamamos “industria”.

Sería muy fácil pedir un alto, pero el reto consiste en erradicarlo en cada eslabón de la cadena, desde la agencia hasta el destino. Solo así lograremos un turismo más cercano, armonioso y humano. Al final, de eso se trata el turismo: de compartir nuestro planeta con su historia, cultura y población. 

Te comparto algunos videos interesantes sobre este tema:

“Racismo en los aeropuertos”, de CIUDALATINA.

“El racismo que México no quiere ver”, de EL PAÍS.

“Racismo por COVID”, de DW ESPAÑOL.

“¿Somos los latinos cómplices de la discriminación racial en Estados Unidos?”, de NOTICIAS TELEMUNDO.

Amaury Sahagún: 🇲🇽 Me dedico al turismo. Comencé a los 19 años enviando faxes en un tour operador, a los 22 fundé mi propia agencia de viajes. Actualmente tengo 32 y dirijo un pequeño grupo turístico en Guadalajara. El turismo me ha dado grandes historias para contar. Me gusta la cerveza, el rock & roll y, naturalmente, viajar.
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