Turistas caminando en la Zona Arqueológica de TeotihuacánTuristas caminando en la Zona Arqueológica de Teotihuacán / Foto de Patton en Flickr

El turismo masivo o de masas es una actividad que se ha caracterizado por el desplazamiento y aglomeración de un gran número de turistas en los mismos lugares o sitios turísticos: principalmente de sol y playa, así como simbólicos o culturales. Debido a su carácter popular y masivo, este tipo de turismo puede arrojar resultados negativos hacia los propios habitantes de los destinos en los que se suele concentrar la actividad turística y ocasionar un perjuicio a las poblaciones receptoras.

Esta categoría de turismo evolucionó gracias al acceso de mucha gente a nuevas tecnologías, a una reducción en los costos de transporte y a una amplia cobertura de este, así como también, a una mayor disponibilidad de información y a la finalización de restricciones de movilidad, provocando con ello, que las clases económicamente menos favorecidas tuvieran entre sus posibilidades económicas viajar por placer.

En este contexto, los diversos destinos turísticos se han ido transformando y adecuando al incremento constante de la actividad turística, la cual es percibida por muchas localidades como una posibilidad de crecimiento y motor de desarrollo económico.

En México (país con vocación turística) se recibe una gran cantidad de visitantes extranjeros, que hacen necesario efectuar una profunda reflexión y un amplio análisis sobre cómo los comportamientos, preferencias y tendencias de los flujos masivos turísticos influyen directamente en el desarrollo  ambiental, habitacional y vivencial en las comunidades anfitrionas.

Razón por la que los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) deberán asumir una postura orientada a la gestión de un modelo de desarrollo turístico que considere los riesgos que pudiera contraer el crecimiento anormal y exponencial de la actividad en los destinos turísticos, cuya probabilidad los sitúe en una prioridad de atención y seguimiento.

La finalidad de los visitantes es recorrer, conocer y disfrutar los destinos, y es responsabilidad de las autoridades correspondientes regular el proceso de planificación del desarrollo turístico en cada uno de los destinos que permitan, mediante la aplicación de acciones limitantes y de control, equilibrar los problemas asociados a la masificación1, y que esta planificación contemple dimensiones sobre la capacidad de carga2 de los destinos, gestionando y abordando a la actividad turística en su globalidad y no solamente en términos socio-económicos.

El sector turístico mexicano está muy a tiempo de reordenarse, reorientarse y poner atención a fenómenos como la gentrificación y la turistificación3 (origen común, efectos diferentes) que, obligatoriamente, deben investigarse para interpretar la complejidad de la dinámica de transformación social y comprender la forma en que se han ido reconfigurando los destinos y sus propios agentes en las diversas etapas de su desarrollo.

Con base en las estimaciones de las proyecciones turísticas, podrían ser cuantiosos los turistas que arriben cada temporada a determinados destinos nacionales, que, en ciertas situaciones, podrían verse en dificultades para ofrecer alojamiento al no contar con una oferta adecuada que albergue la cantidad de visitantes que se esperan. (Esta fue una de las razones por lo que surgieron nuevos modelos de hospedaje como Airbnb, los conocidos Bed & Breakfast que se encargan de brindar albergue).

El gran interés de la empresa turística a un espacio físico tiene marcadas y aceleradas adaptaciones que en ocasiones, según el destino, pueden producir resistencias y conflictos entre los residentes locales y la actividad turística, que deberían motivar a las autoridades a dar mayor importancia al sector turístico en estas sedes y establecer medidas para mitigar su sobreutilización y no se convierta en un fenómeno invasivo. Más turismo no necesariamente significa mejor turismo.

Es fundamental plantear y aplicar alternativas eficaces para gestionar los impactos a las comunidades receptoras a través de la identificación de posibles riesgos que desatarían, a corto o largo plazo, crisis en su actividad turística, independientemente del diseño de políticas económicas, industriales y educativas que hayan sido consideradas como un motor de transformación.

La gentrificación turística4 puede generar desplazamientos de población vulnerable ocasionados por la aparición de establecimientos turísticos y afectar, en gran medida, la habitabilidad residencial local. Ciertos destinos turísticos nacionales al no estar exentos del conflicto habitacional empiezan a presentar disputas en las que existen síntomas de una masificación de turistas que están afectando la habitabilidad de dichos destinos y ocasionando que los usos residenciales suelan ser incompatibles con las actividades del turismo masivo.

Esta masificación turística (llamada también turistificación) es concebida como el incremento de la actividad turística que pude ocasionar la pérdida de residentes e impactar en el tejido social y comercial de determinados destinos turísticos, su primordial característica es el aumento de la actividad en zonas o sitios que tienen elementos de mayor interés turístico o patrimonial, lo que se traduce en una enorme presencia de turistas y de sus actividades de recreación y esparcimiento en espacios públicos e infraestructuras turísticas.

Necesario será efectuar investigaciones sobre las actuales y futuras repercusiones de la actividad turística en diferentes ámbitos de las comunidades receptoras del país, determinando su real capacidad de carga turística y estimando la potencial transformación socio-espacial de los destinos turísticos, a través de modelos de gestión que adapten y adopten políticas y estrategias hacia nuevos paradigmas que rompan con los destinos demasiado saturados y se opte por aquellos que no lo son, pero que son igualmente interesantes en cuanto a cultura y recreación.

Optimizar la práctica de la actividad turística en el país no es una tarea sencilla. Debe ser un compromiso compartido por todos los actores del sistema turístico, aprovechando y diversificando su oferta, proponiendo un sistema turístico de renovación permanente que no atente en contra de los recursos naturales ni de los culturales, generando así una actividad turística sustentable, que piense en el futuro y no especule en el ahora.

El turismo en México ha sido un medio beneficioso para fomentar el crecimiento económico, pero no se debería ignorar la desigualdad en los beneficios adquiridos por los principales actores de la actividad sobre aquellos a quienes pertenecen en realidad: las comunidades receptoras. Que el turismo no sea más importante que la propia ciudadanía o habitantes y no eclipse las demás actividades sociales y económicas de las poblaciones locales.

Es muy agradable que los ingresos en la economía turística sigan incrementándose, pero no a cualquier costo.


  • [1] La masificación es el proceso de hacer algo multitudinario o masivo, es decir, de popularizarlo o ponerlo al alcance de la mayor cantidad de personas.
  • [2] La cantidad máxima de turistas que puede recibir un sitio sin generar grandes impactos medioambientales, económicos y sociales, pues la actividad conlleva, muchas veces, a contaminación, excesos de basura y residuos.
  • [3] La gentrificación implica la llegada de residentes de mayores ingresos, mientras que la turistificación se caracteriza por el arribo de población flotante.
  • [4] El concepto de gentrificación turística, de indudable éxito en cuestiones de marketing mediático y académico, puede acabar convirtiéndose en un lastre que limite las posibilidades de aproximación al estudio del turismo y sus efectos en el destino.
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Por Mauricio Sotelo Arriaga

🇲🇽 Lic. en Turismo. Pasión, disciplina y voluntad: ingredientes indispensables para mostrar amor por el turismo.

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