Es un día como cualquier otro, en el que te vez obligado a realizar las mismas tareas de siempre que en ese momento de la vida tienes que cumplir. Pero hoy amanezco con la sensación de que debo hacer algo nuevo, algo para reanimar la vida. Prendo el computador y como un milagro de “san viajero”, encuentro boletos de avión a buen precio y sin dudarlo ni pensarlo, me aventuro a visitar un Estado que es reconocido por su asombrosa y exuberante gama de atractivos y recursos turísticos.
Llegando al Aeropuerto Internacional Albino Corzo, ese clima tan distinto al acostumbrado en casa, me da la bienvenida. En esta ocasión el destino principal del viaje es el Pueblo Mágico de San Cristóbal de las Casas, un destino reconocido por su variedad de actividades al aire libre y calles coloniales.
Para este viaje, el hotel que me acogerá será la antigua casa católica de estilo colonial ahora convertida en el Hotel Diego de Mazariegos, ubicado en el corazón de la ciudad.
El día comienza en el Centro de Textiles del Mundo Maya, el cual cuenta con mucha riqueza cultural, desde la vestimenta típica de la zona de Chiapas y Guatemala, hasta piezas interactivas que son una buena opción para conocer más sobre la cultura maya. A un costado del Centro de Textiles se encuentra el Templo de Santo Domingo, un templo que hace muestra del estilo barroco.
La gran variedad de establecimientos donde comer son extensos, pero como amante de la comida mexicana, decido ir al restaurante “La lupe tacos y margaritas” ubicado a unas cuadras de la catedral de la ciudad.
El segundo día en la ciudad parecía prometedor, y al vivirlo lo comprobé.
Desde muy temprano, un vehículo me recogió para llevarme al Parque Ecoturístico Encuentro, a sólo 4 horas de la ciudad. Durante el viaje se puede apreciar la extensa vegetación de los altos de Chiapas, así como la fauna con la que se cuenta en esta zona montañosa.
El guía al inicio del recorrido te exhorta a cuidar el ecosistema no tirando basura, no dejar colillas de cigarro entre otras medidas cautelosa para preservar el lugar, y lo más emocionante, la metodología del recorrido por las tirolesas de hasta 200 metros de largo.
La adrenalina que se experimenta durante el recorrido te hace vivir otra vez y olvidarte de la monotonía de la rutina mientras la densa vegetación te abraza y el viento rosa tu piel. El sistema montañoso y la fauna del lugar son un gran complemento que te hace ver lo grande que es el mundo y las maravillas que ofrece para hacer la vida más divertida.
Sin lugar a dudas, fue un fin de semana muy refrescante.
La emoción de emprender un viaje siempre es algo que te hace sentirte vivo, olvidarte de la monotonía de la vida, iniciar el camino a una nueva aventura y encontrarte a ti mismo.