Con una visión sustentable, el up-cycling está dándole una identidad diferente a los espacios de hospedaje, una prioridad para los viajeros que buscan experiencias únicas.
La idea de hoteles clones que son exactamente iguales, sin importar en qué lado te encuentres del océano, la ciudad o del continente está quedando atrás. La experiencia de conocer un nuevo destino es una combinación entre la riqueza turística propia de la zona y lo que vives desde el lugar donde te hospedas. Por ello, las tendencias que ayudan a crear espacios únicos, como el up-cycling, es más que un truco de diseño, es toda una filosofía que permea a la industria hotelera y a las prioridades de los viajeros, opinó Emilio Uribe, Head of New Business de Selina.
El up-cycling es la práctica de tomar mobiliario usado o desgastado, e intervenirlo para crear nuevas piezas de diseño que suelen ser únicas. De esta forma, las habitaciones, las salas comunes, áreas de trabajo y cada rincón de los hoteles tiene su propia personalidad. El directivo de Selina aseguró que esta tendencia se ha convertido en un enfoque importante en sus planes de expansión pues, además de capturar esa esencia de espacios únicos, conecta con las necesidades de los viajeros, así como de las comunidades.
“Muchas de las propiedades que alquilamos vienen con cierto inventario mobiliario y desperdiciarlo no sería consistente con nuestra marca y nuestro valores. Ahí entra nuestro equipo creativo, que por meses usan la propiedad nueva como taller para reconstruir el look del hotel a partir de sus piezas originales. El resultado final es increíble porque los espacios logran verse como nuevos sin perder el sabor auténtico de cada lugar”, explicó Emilio Uribe.
De acuerdo con un reporte reciente de la firma de diseño Steelcase, tener iniciativas de reciclaje y reutilización de mobiliario también se traduce en una buena noticia para las empresas, pues durante el año pasado logró ahorrar hasta 4.4 millones de dólares al conjunto de empresas que buscaron soluciones para sus espacios de trabajo.
Más allá de la decoración, el up-cycling también ayuda a darle un nuevo rostro a las comunidades y revivir de una forma más orgánica piezas arquitectónicas de los destinos. Un ejemplo de ello es el hotel Virreyes en la Ciudad de México, que abrió recientemente sus puertas como la tercera sede de Selina en el país.
“A través de la redistribución de espacios, mantenimiento y mejoramiento del edificio, tomamos un inmueble emblemático del Centro Histórico y le dimos la oportunidad de tener una nueva etapa para permitirle seguir resguardando historias con sus huéspedes”, agregó Emilio Uribe.
Explicando que, más que una visión poética, es una acción puntual para un manejo sustentable e incluyente de las bienes raíces, así como una forma en la que el sector hotelero puede retribuir a las comunidades y reducir su huella ambiental.