“Si rechazas la comida, ignoras la vestimenta, temes la religión y evitas a las personas, quizás sea mejor que te quedes en casa”. – James Michener.
Y es que viajar puede parecer una actividad divertida, sencilla y al alcance de todos, sin embargo, aludiendo a ese viejo dicho: ¡no todo lo que reluce es oro! Mucho cuidado, todo mundo desea una foto épica e instangrameable en el Cañón del Sumidero por ejemplo o en la cima de la Peña de Bernal, pero no todo mundo está dispuesto a sacrificar tiempo, recursos, confort y estabilidad para lograr dichas proezas.
En muchas fotografías podemos observar sonrisas e inferir felicidad eterna por parte de muchos viajeros, ¿pero siempre es así? La verdad es que no. Viajar es una de las actividades que requiere grandes sacrificios, aunado a ello, se requieren grandes dosis de buena actitud; de lo contrario el viaje de nuestros sueños se puede convertir en una de las peores experiencias de la vida…
En mi experiencia como viajero he tenido la oportunidad de viajar solo, en familia, con amigos y organizando múltiples viajes a través de nuestra Agencia, a veces también con compañeros, conocidos y completos desconocidos. Todos y cada uno de los recorridos realizados han dejado grandes vivencias y aprendizajes, sin embargo, el factor común ha sido la actitud de los viajantes, antes, durante el trayecto y casi al cierre, ya sea un tour corto o largo, la actitud determina el disfrute y el goce de una travesía por tantos y tantos lugares de nuestra República Mexicana.
«Detrás de la recompensa de una bella foto, hay un sacrificio realizado con buena actitud» -David Téllez
No es suficiente hacer una planificación que contenga itinerarios, costos, tipo de ropa, calzado u otro tipo de insumos… si no se viaja con la actitud correcta, es mejor no hacer el viaje. Aquí me permito realizar un paréntesis con la siguiente frase: “Viajar es una brutalidad. Te obliga a confiar en extraños y a perder de vista todo lo que te resulta familiar y confortable de tus amigos y casa. Estás todo el tiempo en desequilibrio. Nada es tuyo excepto lo más esencial: el aire, las horas de descanso, los sueños, el mar, el cielo” – Cesare Pavese.
Antes de emprender un recorrido es necesario que el viajero en potencia tenga presente que llegar a los sitios más fotografiados, a los lugares más deseados o a las estaciones que en automático te darán cientos y cientos de likes en las redes sociales, contienen varios obstáculos que los separarán de esa visión superflua de los tours.
Llegar a los pies de las recientemente cerradas Cascadas Petrificadas de Hierve el Agua en el Estado de Oaxaca es toda una odisea, lo mismo para llegar a la base de la Cascada Velo de Novia en Chiapas o a la Cascada de “Eyipantla” en la región de los Tuxtlas en Veracruz.
Independientemente del transporte, viajar en sí mismo es una actividad divertida y por momentos estresante, en ocasiones permite ciertos lujos y chances, pero siempre será imprescindible recorrer y vivir cada sitio con todos los sentidos e insisto, con la actitud correcta. Un tour con varias personas durante varios días puede ser una verdadera prueba de fuego, no sólo para los viajeros, sino además para los organizadores. Nunca se podrá llegar a cubrir el 100% las expectativas de todos, nunca faltan quejas y detalles, el tiempo, la carretera, los lugares para comer, para dormir, los vuelos, los baños, las multitudes, las restricciones y los reglamentos de cada lugar podrán en jaque tus niveles de paciencia y la puesta en práctica de nuestras habilidades sociales.
Recuerdo un tour. 10 horas de trayecto desde la ciudad de Tehuacán, Puebla hacia el Pueblo Mágico de Chiapa de Corzo; Sprinter de lujo; capacidad para 20 pasajeros; conductor altamente calificado; paradas necesarias para ir al baño, tomar el café o estirar las piernas; más de 680 kilómetros de recorrido… Los viajeros entusiasmados por llegar y conocer todos los tesoros naturales programados, el tour fue un vendaval de emociones y momentos increíbles, se forjaron nuevas amistades, comimos juntos, nadie se queda atrás, todos al mismo ritmo y con las mismas convicciones, quizás el viaje perfecto, salvo por mínimos detalles que nunca faltan y casi siempre fuera del control de la programación original… Por el contrario un tour anterior con las mismas características en cuanto a itinerario fue completamente diferente, ¿ya vamos a llegar?, ¿cuánto falta?, ¿eso vamos a comer?, ¿aquí vamos a dormir?, ¿nada más esto es el Cañón del Sumidero?, ¿qué tiene de mágico San Cristóbal de las casas?…
No sabes si odiar o no a alguien hasta que realizas un viaje con esa persona, dicen por ahí. El punto es que si no viajas con la expectativa de que puede pasar todo y a la vez nada, será frustrante tu experiencia viajera, no importa si es un viaje de placer, de negocios, por estudios, familiar o por mera necesidad. Cambia de canal, escucha buena música, lee un buen libro, disfruta la película o el admira el paisaje y deja que el camino te enseñe…
Una vez entendido que viajar requiere buena actitud para el máximo disfrute, todos los viajes cortos, medianos y largos, en vehículo particular, en transporte público, por tierra, por mar o aire, serán siempre los mejores momentos de la vida, experiencias multicolores, amenas, de aprendizajes significativos y de mucha trascendencia personal, espiritual y emocional. Y cierro con esta contundente frase sobre viajes y sin duda una de mis favoritas: “Viajar es fatal para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente” – Mark Twain.