“No viajamos para escaparnos de la vida, sino para que la vida no se nos escape”
“Si crees que la aventura es peligrosa, prueba la rutina. Es mortal”
Una de las cosas que perdemos en la edad adulta es tiempo para nosotros mismos, entre el trabajo, las obligaciones familiares, una buena deuda y un sin fin de facturas nos enclaustran en una rutina brutal que nos partimos en varios fragmentos para cubrir cabalmente con todas nuestras responsabilidades, hay poco tiempo para nosotros y muchas veces nos resignamos a vivir esclavizados por esa tediosa agenda. Sin afán de ser egoístas es fundamental darse un respiro, olvidarse por un momento de todo y consentirnos un poco, planear o no planear una aventura es pieza clave para robarle tiempo al calendario y vivir o revivir.
En la vida en pareja se va diluyendo con el tiempo la complicidad, la comunicación, la magia o la chispa como algunos le llaman. Muchas parejas aceptan el rol que juegan en lo individual y paulatinamente se olvidan de la existencia del otro y de manera automática se vive para cumplir y se acepta sin condiciones el papel de cada uno los integrantes.
La pregunta obligada es: ¿cómo mantener la complicidad, la comunicación y el amor en la pareja?, la respuesta es muy sencilla, no permitir que la rutina mate lo que un día con amor e ilusión se construyó. Una de las mejores maneras de ponerle un alto al tedio y a la costumbre, es escaparse cada vez que exista la oportunidad o transformar la cultura de la convivencia en pareja, tampoco es necesario un viaje a París, a Los Cabos o al Caribe Mexicano, basta con salirse del programa establecido de cada semana o fin de semana y empezar a agregarle vida a la vida.
Nunca faltan esos familiares o amigos que están dispuestos a tenderte una mano y cuidar de tu casa, de tus hijos o de las mascotas, con el compromiso de devolver el favor y esta receta fabulosa de los escapes que pueden ser programados o improvisados, sobre todo cuando las condiciones y las circunstancias lo permiten, así que, una vez dada la oportunidad, no dudes y lárgate, al regreso todo estará igual, pero estarás más motivado, relajado y re-enamorado. Se recomienda repetir la dosis cada determinado tiempo y de manera constante…
Decidimos abandonar a nuestros hijos, siempre viajamos con ellos, pero esta vez decidimos darnos una escapada en pareja. Llegamos temprano a la Ciudad de Oaxaca, aproximadamente a las 8:00 a.m., luego de 150 minutos de trayecto desde la Cuna del Maíz, destino: Ruta del mezcal, Mitla y Hierve el Agua, pero antes hay que desayunar muy bien. Como todo viajero sabemos que es indispensable una buena dosis de energía antes del inicio de cualquier aventura.
¿Dónde desayunar? Lo más recomendable es buscar un buen bufet, el cafecito no debe faltar, jugos, fruta, chilaquiles y huevitos al gusto. Decidimos desayunar en el Importador de Oaxaca, magnífico lugar, céntrico, rico y económico, justo en los Portales.
Luego del desayuno caminamos de la mano unos momentos por el centro de la «Verde Antequera», no lo hacíamos desde hace un tiempo, fue recordar esa primera etapa cuando estábamos en proceso de incipientes enamoradizos, la verdad fue genial. Posteriormente esperamos la hora indicada para el inicio de nuestro recorrido, cabe señalar que la oferta de tours en Oaxaca es alta, económica pero muchas veces decepcionante, sobre todo porque en varios de esos recorridos guiados el hecho de querer visitar 5 o 6 lugares en 8 horas es algo que atenta contra la visión de los viajeros como nosotros, cuya filosofía es visitar y visitar bien y sobre todo andar en plan de novios aventureros.
Los principales tours por $250 pesos contemplan: Santa María del Tule, Teotitlán del Valle, degustación de mezcal, Zona Arqueológica de Mitla y terminar en Hierve el Agua (hoy cerrado al público), siendo éste el más atractivo, el otro corresponde a Zona Arqueológica de Monte Albán, talleres de alebrijes, Ex convento de Cuilapam de Guerrero, talleres de barro negro y el regreso: muy apresurados este tipo de tours y son verdaderas trampas para turistas, no imagino conocer toda Europa en viajes de 12 días por ejemplo. Así es que decidimos andar por nuestra cuenta y que nada interrumpiera nuestro plan.
Salimos rumbo al Tule, majestuoso y milenario árbol: es preciso admirarlo en toda su grandeza y dedicarle el tiempo, lo mismo conocer la capilla adjunta y perdernos entre tanta gente para robarnos miradas y tomarnos muchas selfies.
Nos trasladamos a Mitla, una pequeña pero interesante Zona Arqueológica, encierra gran parte de la historia de los pueblos Mixteco y Zapoteco, ingresar a las tumbas es una experiencia única, tal vez Egipto presume de las tumbas del Faraón, pero aquí en México tenemos a Mitla, una aventura inigualable: convertirme en guía y sorprenderla con datos que días antes había leído y observarla atenta y segura mientras caminaba a mi lado; al salir de la Zona Arqueológica, imposible no romancear comiendo un rico helado y comprar maravillosas artesanías y observarla sin perder detalle de todo lo que se probaba, como la primera vez cuando novios que la acompañaba a comprarse zapatos o ropa.
A la hora de la comida hay gran variedad, recomendamos La Choza del Chef o el restaurante El Famoso, una auténtica delicia y experiencia culinaria, los sabores más exquisitos de la región, las carnes asadas, los frijoles de olla, las gelatinas de mezcal, tacos de chapulines enchilados o hervidos con sal y limón, tacos dorados, amarillito, coloradito, mole negro, ¡oh Dios!, es un paraíso de sabores, acompañados por una cebada bien fría y un buen mezcal pal’ reposo y sin limitaciones. Comer a nuestro tiempo y a nuestro ritmo es placentero, sin las peleas porque los hijos a veces no quieren comer o porque ya se tardaron en el baño o porque simplemente ya se aburrieron o se cansaron.
Luego de saciar el hambre llegamos a Hierve el Agua, fantástico lugar. Conocer las cascadas petrificadas (las segundas en el mundo), es de lo mejor, el camino es largo, caminamos recto y bajamos mucho hasta llegar a los pies de hermosas bellezas pétreas. Tomamos un respiro y seguimos admirando. Gratos momentos, esos instantes en pareja y en un entorno tan bello es comparable con las escenas más románticas del cine, con la diferencia de que los actores aquí somos feos.
Subir nuevamente y ahora admirar desde la parte de arriba es también de antología, seguir los rastros de agua que emerge del suelo y esperar el anochecer mientras contemplamos el valle es sin duda para enamorarse toda la vida.
Regresamos a la capital, algo cansados, bien comidos, maravillados, enamorados como siempre y en espera del siguiente día, sin prisas, sin pendientes ya que una aventura en Oaxaca capital está por esperarnos con todas sus delicias, por ejemplo tlayudas y carnes asadas en el 20 de noviembre, recorrer juntos y de la mano la Catedral, El templo de San Agustín, el Jardín Etnobotánico, la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, el Centro Cultural San Pablo o tantos sitios más…
La clave es no permitir que la rutina consuma los deseos de una vida feliz que debe alimentarse indiscutiblemente de momentos, ir a bailar, asistir a un concierto, una función de cine, descubrir nuevos lugares, re-enamorarse constantemente y no olvidar los motivos por los que un día decidimos compartir nuestra vida con otra persona.