En los últimos días recibí varios mensajes: “¿Mike, sabes cómo está la situación en (inserte aquí destino)?” En todos los casos la respuesta fue “no”; no porque no sepa, sino porque el contexto global está tan inestable que puede cambiar de un momento a otro. Así, a diferencia de la pandemia, la incertidumbre que agobia a los viajeros se mantiene constante.
Sea por negocio o por placer, lo cierto es que muchos nos vimos afectados por la contingencia. ¿La recomendación de los expertos? “No canceles sino hasta el último momento”. Y tienen razón: esperar a conocer cómo está la situación días antes de desplazarte es la mejor opción.
Se me ocurre, por ejemplo, un viaje programado para finales de mayo, del cual el vuelo internacional entra en la política de devolución de la aerolínea. Sin embargo, al estar programados los transportes internos para las primeras semanas de junio, éstos no cuentan con posibilidad de cambio debido a que –estiman– para ese entonces se habrá levantado el confinamiento preventivo. Que gran consuelo: ¡no pierdes el vuelo internacional, pero sí los internos y, con ellos, todos los hospedajes! No os desesperéis, mi querido viajero; al igual que en Big Brother, aquí las reglas cambian.
Sin afán de emular a los concurrentes de “Las mañaneras”, el número de contagios aumenta cada día y las medidas tomadas para aplanar la curva restringen cada vez más la movilidad. Piensa que, así como puede que las fronteras estén abiertas para junio –como los prestadores de servicios proyectan–, puede que la fase 3 o 4 de la contingencia apenas comience para esas fechas; motivo por el que cambiar tu itinerario no representará un problema.
Ahora bien, como le dije al tipo que quiso estafarme unos vuelos a Tailandia: “el problema no es que hayas querido robarme, es que intentaste arrebatarme mis sueños”. Te entiendo, lo que está en juego son tus ilusiones, pero en este momento las apuestas son mucho más altas que lo invertido en tu aventura: están sobre la mesa tu salud, la de tus seres queridos y, junto con ella, la de toda la sociedad.
Sé que debes estar pensando “claro, como no es tu viaje el que se pierde…”, pero lo es, porque si no es [el de] ahora, será [el de] mañana (Timbiriche, 1987). Estamos juntos en esto y limitar la movilidad es una medida tomada pensando en ti y en mi. Imagina lo devastador que debe ser importar el virus a una comunidad. ¿No es evitarlo parte de ser un turista responsable?
Viajar implica respeto, armonía, unidad. Estos momentos son para recargar energía, para documentarnos y planear. No veamos el confinamiento como una imposición que nos separa de nuestro destino. Los viajes son acontecimientos maravillosos llenos de altibajos, retos, cambios y adecuaciones. ¿No es la cuarentena parte de la aventura?
Recuerda que hacemos esto para volver a probar la comida tradicional en una fonda local, para sentarnos despreocupadamente a la sombra de un árbol mientras esperamos el atardecer, para poder estrechar la mano de quien, amablemente, se detuvo a ayudarnos a encontrar nuestro camino; para que cuando todo se reestablezca podamos salir a sorprendernos, no olvidando las lecciones aprendidas ni dejando de valorar todo lo que hoy añoramos y pronto disfrutaremos.
Tiempo al tiempo, viajero. Tiempo al tiempo…