Textura, sabor y color en los maridajes de la «Ruta de Arte, Vino y Queso» en Querétaro.
El cultivo de la uva y el higo en México es una práctica muy antigua; pero la utilización del fruto (uva) para su vinificación comenzó hasta la llegada del imperio español.
En México el turismo del vino ha ido en ascenso gracias a la calidad ofrecida en los productos turísticos que lo involucran, y es consecuencia de los inmejorables factores naturales, ambientales y climatológicos presenciados en algunas regiones del país que propician su cultivo. Estas regiones dan a la vid y al vino un toque especial, un detalle que se guarda en ellos y que dependerá del territorio donde sea tratada. El vino resguarda características de cada región de cultivo y lo manifiesta en su sabor como un toque distintivo.
La región Queretana de Tequisquiapan y Ezequiel Montes presume su privilegiada posición en la producción de vinos y trasciende convirtiendo esto en un producto turístico, donde no sólo se permite a los visitantes conocer las instalaciones y además experimentar el proceso de vinificación de la vid desde el cultivo y extracción, prensado y fermentación hasta la estancia de la bebida en bodegas o cavas a aproximadamente 25 metros de profundidad, sino que también prepara constantemente a los trabajadores y agricultores para recibir a los visitantes con excelente actitud de servicio y compartir un poco de la funcionalidad de las técnicas aplicadas.
Está experiencia se ha convertido en un imán para turistas nacionales e internacionales, ya que las grandes bodegas de vinos de escala internacional situadas en la región abren sus puertas a turistas para adentrarse al proceso de vinificación y creando ferias nacionales y eventos, hacen participe al visitante del exitoso proceso de creación de la bebida. Para enriquecer esta gran experiencia las grandes bodegas se han aliado con productores de queso Gourmet para conformar un producto llamado «Ruta de Arte, Vino y Queso» integrando a gran parte de los productores de la región y generando empleo para la comunidad local, todo esto conjuga esfuerzos para consolidar este producto aún más.
Increíbles procesos de fermentación de los quesos y qué decir de sus sabores que al oído son extraños pero al paladar lo llenan de sensaciones. El proceso de fermentación es tan quieto y delicado a la vez, que cada detalle vale la pena al momento de la degustación. Los quesos son resguardados en una pequeña bodega a unos cuantos metros de profundidad y la luz es un forma de energía e iluminación que necesita ser moderada.
En esa misma región los ganaderos comparten con los turistas cómo es que se trata la leche previa a la elaboración del queso, provocando con esto plena confianza y seguridad en el producto.
Para sellar el itinerario, la región está dotada de paisajes naturales únicos, entre ellos la maravillosa vista a los sembradíos de vid y la imponente peña de Bernal, que son para los residentes un aspecto de identidad tan valioso y para las turistas un capricho de la naturaleza.
Cae el sol en la región, y la mente nunca imaginaría tan extraordinaria vista desde el restaurante de una de las bodegas vinícolas del poblado de Ezequiel Montes en Querétaro, rodeado de vides que combinan los colores de la puesta y al fondo un toque muy natural, la grandiosa Peña.
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