Hoy tengo la posibilidad de mostrar, desde este espacio, una actividad que me apasiona y en la cual estoy involucrada hace algún tiempo.
Vivo en Mendoza hace poco más de dos años, por una u otra cosa la vida me trajo hasta acá, un destino en el que “soñé” vivir desde adolescente, a partir de un viaje de estudios que hicimos con mi colegio secundario.
Cuando llegué, el mundo del vino me fue atrapando y antes de darme cuenta ya estaba cursando una Diplomatura en Enoturismo que me llevaría a amar esta actividad para siempre.
Fue ahí que empezó la aventura y el recorrido por bodegas. Como destino enoturístico por excelencia, Mendoza presenta ofertas para todos los gustos, y ahí estaba yo, una novata en el mayor sentido de la palabra, degustando vinos de toda índole. Fue así que se despertó mi curiosidad y necesidad por descubrir bodegas diferentes que contaran otras historias, porque a las más grandes y reconocidas cualquiera puede llegar, pero ¿qué pasa con esas que se encuentran esperando a ser exploradas que tienen un gran potencial, esas “joyitas” que crean recuerdos y experiencias inolvidables?
Considero que fue esa misma curiosidad la que me llevó hasta la primera bodega con la que me vinculé: WineyCirco, de color rojo brillante, emplazada frente a la cordillera de los Andes. Hoy quiero que la conozcan.
El proyecto está a punto de cumplir 10 años y si bien es muy joven, tiene un camino recorrido comunicando el vino de una forma fresca y relajada. La intención siempre ha sido «desacralizar» el ritual del vino y transmitir lo que se vive alrededor del mismo en lo cotidiano: disfrute, alegría y buenos momentos.
WineyCirco es una bodega boutique que elabora vinos de media y alta gama, con una producción de 100.000 botellas anuales con destino nacional e internacional. Los vinos, 100% del Valle de Uco, provienen de viñedos propios situados en La Consulta y Altamira, y de viñedos de terceros de diferentes zonas dentro del valle tales como Gualtallary, El Peral, Pampa el Cepillo, Chacayes, etc.
El Equilibrista, su primera etiqueta (lanzado al mercado en 2012), con sus líneas circenses «El Joven, El Sensacional y El Gran Equilibrista», fue el punto de partida para encauzar esta filosofía de descontracturar el vino y que les permitió al mismo tiempo, hablar de lo que llevan a cabo con tanta pasión: ser viticultores y elaboradores de vino de calidad. El equilibrio es un concepto que atraviesa de punta a punta el proceso de producción.
En esa libertad, fueron creciendo en nuevos productos, vinos distintos, cortes especiales a los que les fueron poniendo bajo la misma tónica circense, etiquetas igual de novedosas que el contenido del líquido de la botella. Hoy en día la marca tiene un espacio especial, donde todos los años colocan todos estos vinos especiales por demás, comunicados de una forma igualmente especial.
En 2015 terminaron de armar la pequeña bodega en la finca de La Consulta, y con ese abanico de personajes de circo que tenían, fue donde se decidieron por el nombre: «WineyCirco, vinos con alegría».
Actualmente las etiquetas de WineyCirco son una función en sí mismas cada una. Tienen el Presentador y las diferentes funciones, Platea, Palco, Función especial, etc. Todos diversos vinos, de diferentes terruños, perfiles y precios, para todo tipo de consumidor.
En 2017 lanzaron su espacio de turismo con un portal de circo armado con containers que supieron llevar vinos argentinos a diferentes puntos del planeta para transformarlos en sala de cata y showroom de producto. Acompañado con una cocina sencilla, generan un espacio donde deciden mostrar y contar lo que hacen de una forma simple pero detallada, profesional y cálida al mismo tiempo.
En el «Circo del vino» como les gusta llamarlo, se han presentado funciones de distinta índole. Artistas circenses, músicos, bandas de rock, chefs, escultores, productores artesanales de la zona, junto a los vinos, han sido las estrellas que coparon el escenario, enmarcados entre viñedos al pie de los Andes.
Para ir terminando quiero presentarles a los ejes principales detrás del telón; por un lado, Javier Solfanelli, encargado de la gestión agrícola quien ha sabido prolongar la tradición familiar perteneciendo a la cuarta generación de productores vitivinícolas de la región, siendo en la actualidad quien gestiona los viñedos propios de la bodega.
Por otro, Juan Ubaldini, licenciado en enología, quien después de haber ejercido la profesión en bodegas de renombre internacional en Mendoza, haciendo vendimias en Europa y Mendoza, hoy lidera la enología del proyecto siendo uno de los enólogos jóvenes más reconocidos del país.
¡Larga vida al circo! y a cada “personaje” que forma parte de él. Que detrás de cada función se siga contando una historia, porque en definitiva eso es el vino para mí, es la historia y la magia que ocurren aún cuando los telones se cierran.