Xochimilco, en el sembradío de las flores, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987 por la UNESCO, desde su existencia ha sido el nido de las grandes tradiciones y costumbres prehispánicas que albergan parte de la historia de la Ciudad de México; un lugar caracterizado y coloquialmente comercializado por la presencia de las chinampas.
Xochimilco cuenta con el distintivo de Patrimonio de la Humanidad por su referente al valor cultural y social que representan las chinampas y su zona monumental. No obstante, es también un destino con denominación de “Sitio Ramsar” gracias a la importancia de su humedal que antiguamente era auténtico y en su complejidad, un humedal natural. Un Sitio Ramsar mantiene una importancia de carácter internacional no sólo por su representación y marco de referencia de unicidad, sino también por su diversidad biológica.
Actualmente, Xochimilco es un sitio desvalorizado a causa de la carencia de educación y cultura turística. Sus costumbres y tradiciones están perdiendo valor y riqueza. Su principal actividad haciendo referencia a las chinampas y la producción de alimentos que son vendidos en diversas partes de dicha megalópolis son producto, en su mayoría, de la vida artificial que las plantas de agua le otorgan, generando otras complicaciones aunado a la contaminación, siendo el principal problema que asecha Xochimilco.
Xochimilco ya no es visto como la región turística del vestigio de especies, flora, fauna, cultura, del ámbito social e impacto económico que representa para la Ciudad de México. Un pequeño porcentaje de la población se preocupa por su cuidado, siendo éstos los campesinos, agricultores y aquellos que viven de las actividades que se realizan en Xochimilco como lo es la venta de flores, alimentos y el turismo. Hoy en día, asecha mayor peso el individualismo y la falta de cultura. El turismo es ya una actividad económica que está acabando con nuestras raíces y el único culpable es el hombre y su contraposición a la cultura y educación, la ignorancia.
De ser un humedal natural, hoy este sitio Patrimonio de la Humanidad es un humedal artificial. La importancia de Xochimilco es fundamental y vital para la existencia, desarrollo y vivencia de México; es un sitio que contribuye a la absorción, filtración y distribución del agua para toda la Ciudad, limpiándola a través de la presencia de pozos.
La mancha urbana es un factor que contribuye al merma de Xochimilco y a su desaparición en fase evolutiva, donde genera mayor valor el aspecto económico con la construcción de nuevos edificios, hoteles y principalmente de la aparición de nuevos caminos de la “supervía”, aspectos que sólo favorecen a las élites y merman con la identidad de Xochimilco en busca de su eliminación, provocando un desequilibrio económico y social.
El sistema de drenajes de la Ciudad de México tiene salida en las aguas de Xochimilco, creando pérdidas de diversidad biológica como lo es la especie endémica del ajolote mexicano, un anfibio importante, indicador de la calidad del agua y vital dentro de un ciclo de vida que está siendo amenazado por la presencia de otras especies como las carpas que los aniquilan como alimento, todo ello, aunado a la presencia de las aguas negras.
Debido al poco empeño de turistas, residentes y principalmente de las autoridades, Xochimilco está perdiendo territorio, pero aún más impactante, está perdiendo identidad, cultura y una sociedad que son el sostén de las costumbres y tradiciones patentes de México, estructurado por un suelo frágil, fragmentado y poco resistente.
¿Dónde ha quedado la cultura ambiental? ¿Dónde se encuentra inmersa la sustentabilidad que tanta importancia ha adquirido en el presente siglo? ¿Dónde queda el trabajo de los presentes en el ámbito turístico? Pero más importante, ¿Qué ha hecho el hombre para ser el sostén de su propia historia y cultura?
Xochimilco es hoy, el hogar del agua erróneamente oxigenada, sucia, contaminada, producto de la pérdida de trabajos de los agricultores. Este sitio era el futuro sostenible de México, el ejemplo vivo de un sistema de producción de alimentos de forma autónoma y sustentable, un sistema regulador del corazón de México, que próximamente causará pérdidas de especies, flora, historia, subsuelo, aumento de la temperatura en la Ciudad, aparición de enfermedades, costos elevados en alimentos, depredación de la cultura e identidad que forman parte del turismo que es macro de referencia no sólo a nivel nacional sino internacional. La sucesión ecológica está brotando, asegurando en el futuro, una pérdida de patrimonio que será irreparable si el hombre no actúa hoy. El péndulo entre la egolatría y lo sostenible asechan un lugar en el presente y futuro de Xochimilco, nuestro emblema.